Por los años 50s Xavier Cugat ya era uno de los músicos más famosos de los Estados Unidos y quizás del mundo, algo que quería dejar claro con sus giras. Llevaba tres décadas de éxito y su fortuna crecía. Los artistas incipientes seguían haciendo cola para entrevistarse con él. Su música seguía sofisticándose y las orquestas se perfilaban para imitar a las del maestro.
Cugat avanzaba al ritmo del siglo y cumplía los años con el mismo. En los 50s cambió de mujer. También las más famosas artistas del baile de espectáculos y del Cine se acercaron o se acercaban para pedirle consejo. También, no cabe duda, cualquier norteamerican@ soñaba porque lo admitieran en alguna de sus fiestas privadas (orgías para los conservadores). Si Cugat se manejaba bien en los escenarios, en la radio y en el cine, irrumpió con fuerza otro “electrodoméstico” que llegaría a todo el público mundial: la Televisión. Aunque se emitió desde años antes (1939 el primer piloto), sería en 1955 el despegue definitivo de este nuevo medio, con la fabricación en serie y abaratamiento de los aparatos. Así que Cugat no esperó para irrumpir en este aparato para que su voz y su música llegara hasta los hogares, como ya hizo en la radio. En las listas se codeaba con cantantes de renombre, como Elvis, y años más tarde pugnaría con los Beattles por los números uno.
Paralelamente, en dicha década visitó España, a la que sólo recordaba como un vago sueño de infancia, y se paseó con su Rolls y su “muñequita” Abbe por distintos lugares, especialmente Madrid y Cataluña, viéndosele mucho por las plazas de toros. Por sus giras europeas “aparcaba” siempre que podía en suelo patrio, surgiendo numerosas anécdotas que se hicieron populares. España salía de una terrible posguerra, y sus gentes comenzaban a “espabilar”, así que Cugat encontró una España retrasada pero “ilusionada” por su futuro. No había riqueza a simple vista, pero los empresarios comenzaban a interesarse por los locales de ocio y baile, algo que solamente se encontraba en las grandes ciudades.
Pero volvamos a Estados Unidos. El público no olvidó el papel que Cugat jugó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando apoyó a los soldados en numerosos conciertos por radio e incluso viajando para ofrecer shows para las tropas norteamericanas en directo. Se volcó con la “causa”. Se volvió un personaje célebre muy querido. Se escuchaban por supuesto orquestas como la de Glenn Miller o Benny Goodman, a cantantes solistas de la época en ellas, como Billie Holiday, pero prevalecieron los ritmos latinos, tal y como me contó mi tía Teresa (hermana de mi abuela), que emigró a Nueva York en 1928 y conocía más repertorio caribeño que cualquier español. Y eso se debió a Xavier Cugat. Mi tía falleció en 1989, sin necesidad de aprender inglés, más que cuatro palabras sin traducción literal.
En fin, la popularidad y carisma de Cugie de aquellos momentos bélicos, propició después que su aparición en Televisión no resultase dificultosa, más bien lo buscaron. Paralelamente, según cuenta en una de sus entrevistas, tuvo problemas para divorciarse de Lorraine Allen, su tercera esposa, y dijo que su amigo, el mafioso Bugsy Siegel, con el que tropezó casualmente en Nueva York, le dijo que “lo arreglaría”. Pero no me cuadran las fechas, ya que Bugsy fue asesinado el mismo año que se casó con Lorraine, en 1947. Un año antes, fue sorprendido por la prensa muy acaramelado con Dorothy Taylor (esposa de un conde italiano cornudo), así que por esas fechas le reconocieron al menos tres amantes. Lorraine también lo sorprendió engañándole con Abigail Glassman (Abbe Lane), una chica del coro. El divorcio lo consiguió cinco años después. Entonces pudieron ocurrir dos hipótesis: que nada más casarse con Lorraine ya quiso divorciarse, pues conoció a la niña Abbe Lane de 15 años, y estaba liado también con la condesa. O que las cosas sucedieran despacio durante ese periodo de cinco años, pues consta que Lorraine todavía lo acompañó al menos un par de años más, hasta que entrada la década de los 50s, la relación se tornó más violenta, hasta que dejaron de verse.
Uno de los personajes más famosos de Norteamérica y del mundo del espectáculo en general, se casó también en ese año 1947. Se trata de Carmen Miranda, que fue amiga de Cugie y compañera profesional sobre todo de los inicios de la Televisión. No consta que tuviesen una relación fuera de lo profesional, pero sería una de las famosas que inspiraron a Cugie por “tomar un detalle distintivo”. Casualmente, configurado su personaje típico ya con el famoso chihuahua, tras una actuación en el programa de Jimmy Durante, la artista falleció en 1955. Carmen Miranda (portuguesa de nacimiento), tuvo una vida similar a Cugie, pues también migró a Brasil, como éste a Cuba de muy pequeños, pero abusó de las drogas y el alcohol hasta pasarle factura, muriendo muy joven, con apenas 46 años. Hablamos quizás de los dos artistas que más hicieron por la música caribeña y brasileña, que se puede resumir en el concepto musical del “Tropicalismo”.
Si Cugat inauguró el primer casino de las Vegas en 1919, llamado The Last Frontier Hotel, también participó con sus espectáculos en los casinos (ya comentados) de la década de los 40s (Flamingo). Pero una vez establecidos los “territorios” entre las mafias, surgió una tercera “época dorada” (Caesar Palace, Bahía, etc) que transcurrió entre las décadas de los 50s y 60s, cuando se erigieron los más emblemáticos y actuaban las estrellas más destacadas.
Dean Martin, Jerry Lewis, Charo (Baeza), una guapa murciana con quien inauguró y se casó en el Caesar Palace en 1966 (según parece a la edad de 15 años, aunque otras fuentes documentales dicen que a los 25), el comentado Woody Allen, Sammy Davis Jr., Peter Lawford, Bishop, estos últimos fijos en los casinos junto a Sinatra y Dean Martin. Más un largo etc.
Cugat estuvo casado don Abbe Lane (centro de atención multitudinario en Italia y Japón, además de otros países) hasta 1964, en lo que fue el matrimonio más largo, aunque los últimos años bastante tormentosos, por una relación de ella con el mánager de Barbra Streissand. Tras la ruptura, Cugat supo demostrar que el patrimonio era suyo en su totalidad y que ella lo abandonó, así que prácticamente dejó a su exesposa con lo puesto, con lo que pudo demostrar que fue ganado por ella.
Los años 60s no fue de relax para Cugat pues siguió con sus giras, con sus apariciones en los medios y sus fiestas, donde acudían las celebridades tanto en Nueva York como en Las Vegas y en Los Ángeles, en su casa de Beverly Hills. Sus visitas a Barcelona fueron apoteósicas. Se alojaba en el Ritz y viajaba en un Rolls dorado con matrícula personalizada de Nevada. Todo un personaje. También comenzó a conocer a los artistas más representativos de España, como a periodistas y a algún que otro político (entonces del régimen), pues le atraía la idea de “hacer algo” en España, sobre todo en el mundo del Cine. Pero no sería hasta la siguiente década que encauzó proyectos de envergadura. Conoció a Chicho Ibáñez y salió en el Un, Dos, Tres (presentó a Nina en una de las últimas ediciones del programa), además de en otros programas. Pero no adelantemos hechos, pues eso sería más de dos décadas después. En uno de sus viajes conocería a Charo, curiosamente por ser una guitarrista virtuosa, ganadora de un certamen al que acudió Cugie como invitado especial, allá por el 1965, tiempo en que el Festival de Benidorm ya tenía gran atractivo nacional. Así pasó la década de los 70s, tras pasar el final de los 60s de casino en casino, y de televisión en televisión, viajando por todo el mundo y teniendo acogidas multitudinarias.
Yvonne Martínez, entonces con 24 años, es la mujer que le siguió a Charo tras el divorcio en 1978, pero no se casó con ella. Entrados en los años 80s se sintió más atraído por residir de forma permanente en España, Así que tomó el Hotel Ritz de Barcelona como su residencia. Aun así, convenció en 1986 a Sinatra para que cantase en el Bernabeu, según contó. Si en sus inicios llevó a músicos y artistas de todos los países a Nueva York, parece que quiso hacer lo mismo en España. Pero para eso necesitaría de otra vida, y no comenzar esa labor titánica a los 80 años. Sin duda, de tener 20 años, Cugat habría conseguido convertir a Barcelona y Madrid en los centros musicales del mundo.
La última novia “oficial” fue Ana María Agustí, de nombre artístico “Nina”, aunque ella nunca admitió relación alguna más que la profesional, pues la apadrinó para aparecer en espectáculos importantes y Televisión. Con la mexicana Yvonne él hablaba de matrimonio, aunque ella dice que nunca pasó de ser enfermera y asistenta, algo que nadie se cree, sobre todo cuando le legó toda su fortuna en 1989, justo un año antes de fallecer, este catalán-español-cubano y estadounidense universal, que vivió sin duda una de las vidas más apasionantes de la Historia, y además cambió el mundo de la Música Popular de manera radical, por su talento, buen gusto y ganas de vivir. Revolucionó la música con una nueva ordenación orquestal, y una nueva forma de realizar fiestas y espectáculos (shows), desconocida hasta su llegada. Vendió más de 48 millones de discos.
¿Has contado el número de mujeres hermosas que Cugat “conoció” a lo largo de su longeva vida? Prácticamente todas las que se quedaron con él, triunfaron. Paradójicamente, la última no triunfó pero se llevó su dinero. Por eso siempre dijo en vida que “ellas se aprovecharon de mí y yo de ellas”. Pero sin duda fue la punta del iceberg, pues posiblemente no recordaba ni la mitad de las relaciones amorosas que tuvo este “casanova”, casi con seguridad, dejando a los más célebres mujeriegos a la altura del betún. Un crack que hoy en día no sería tan celebrado, pues prefería la compañía de las adolescentes. Genio y figura hasta la sepultura.
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