Lo que parecía un simple traslado de algunas sedes “tecnológicas” puntuales hace tres años a la ciudad de Austin (Texas), la mayoría provenientes de Silicon Valley (California), se ha convertido en un éxodo masivo nada más terminar las restricciones por la Pandemia. ¿Qué ofrece Austin que no tengan San José o San Francisco?
Austin es la capital del estado de Texas. Tiene una población similar a Valencia, rondando los 850.000 habitantes, menos de la mitad que Houston, la gran ciudad del estado. El estado tiene una población que supera los 29 millones de habitantes, de los cuáles, casi el 30 % son hispano parlantes (cifra oficial y que considero «corta» en la realidad). El estado se fundó en 1836, manteniéndose independiente durante casi una década hasta que formó parte de la Unión. Su PIB Nominal es similar al de España, con casi 1.9 billones de dólares, y una renta per cápita de 64.500 dólares de media anual. La superficie del estado es de 696.000 Km2, el segundo mayor de los Estados Unidos, y es casi 200.000 kms2 más grande que España.
California supera por poco los 420.000 Km2 de superficie, así que se trata del tercero en tamaño del país. En cuanto a población, residen casi 40 millones de personas, el estado más poblado de los Estados Unidos. Cuenta con al menos 17 localidades con más del 60 % de hispanos. Según el censo de 2020, casi el 40 % de la población del estado es de origen hispano. Es el área agrícola más importante de los Estados Unidos, y eso se debe primero, a las misiones que las órdenes religiosas españolas fueron fundando desde el siglo XVI (al menos 21 en un Camino Real, pionero de la actual Route 66) que las comunicaban entre si, con más de 1000 kms de carretera y, tras la anexión a la Corona y colonización de todo el Suroeste (del actual EE.UU.) en el siglo XVIII, de la aplicación de nuevas técnicas de riego que expandieron los cultivos, como el de la vid y los primeros naranjos.
Pero el «milagro agrícola» de California no justifica un PIB Nominal que supera los 3.2 billones de dólares, que lo convierte en el estado más rico del mundo. Su renta per cápita está situada en casi 82.000 dólares de media anuales (España apenas supera los 29.000 dólares), y gran parte de la riqueza se debe, al menos desde la década de los 1970s, por Silicon Valley, un área circundante a la Bahía de San Francisco y que abarca desde la ciudad de Menlo Park hasta San José. En esta área se fueron instalando o fundando desde cero, decenas de industrias relativas a la alta tecnología, Informática sobre todo, tanto de software como de hardware. Os pongo un ejemplo de algunas de las más relevantes y que optan por el traslado, entre ellas, las empresas más ricas del mundo en la actualidad.
Adobe Systems, Agilent, Altera, AMD, Apple Inc., Applied Materials, BEA Systems, Cadence Design Systems, Cisco Systems, Ebay, Electronic Arts, Google, Hewlett-Packard, Intel, Intuit, Juniper Networks, Nokia, Maxtor, Microchip Technology Inc., National Semiconductor, Network Appliance, Nimsoft, Oracle Corporation, Siebel Systems, Sun Microsystems, Symantec, Synopsys, Veritas Software, Yahoo!, Informatica Corporation, Tesla Motors, NVIDIA Corporation, PayPal, Facebook, RAPPI, Twitter, VMware.
Espectacular, ¿no? Pues bueno, que cualquiera de estas empresas se traslade a pagar impuestos a otro lugar, daría con la quiebra de cualquier territorio del mundo sin duda, y el consiguiente enriquecimiento del nuevo lugar de asentamiento. Además representan miles de puestos de trabajo. ¿Qué ocurrirá con California si todos estos monstruos de la facturación trasladan sus domicilios fiscales y laboratorios? ¿Será igual de desastroso que cuando el mundo del motor abandonó Detroit?
Tesla, Google y Facebook, por decir de los más importantes, ya están construyendo sus rascacielos en el centro financiero de Austin. Claro, ahora me explico por qué Google dejó de pagar a sus colaboradores, en concepto de inserción de Publicidad en los contenidos web, durante los dos años de Pandemia. Claro, están construyendo un rascacielos a costa de sus colaboradores, que seguimos acumulando clicks en nuestra cuenta, pero recibimos nada de Google. La misma praxis utilizan los demás “ricos”, como Tesla, que no “cumple” con la tecnología prometida en sus automóviles; y Facebook, que sigue percibiendo centenares de millones comerciando con los datos privados de sus usuarios, censurando y bloqueando a quienes ellos consideran “tóxicos”, al servicio de los gobiernos y empresas que paguen por sus actos de “manipulación y censura consentida”. Claro, estos “ricos” no quieren seguir pagando los impuestos “legales” de sus territorios natales, quieren imponer ellos mismos las cantidades a abonar, se han endiosado tanto, se creen tan omnipresentes y por encima de los gobiernos, que les da lo mismo quién se queda atrás ni a quién perjudican. En realidad somos una mierda para todos estos diosecillos que se creen inmortales y superiores a todos.
Realmente no podemos establecer el punto de inflexión entre los políticos de California y los magnates de Silicon Valley, pero resulta significativo que Elon Musk diese el primer paso a mediados de 2018. Ya entonces se sufría una subida de impuestos generalizada que no agradó a los empresarios. Tras dos mandatos consecutivos de los republicanos, bajo la figura del Gobernador Arnold Schwarzenegger, conocedor sobrado de las exigencias y necesidades de los empresarios, sobre todo del mundo del Espectáculo, se supo lidiar más o menos con el tema de los Impuestos. Pero tras la llegada de los demócratas en 2011, con el regreso de Jerry Brown y su mano derecha Gavin Newsom, el actual Gobernador, se sucedieron una serie de medidas recaudatorias, imposiciones y restricciones de todo tipo, que no han beneficiado al general de los empresarios y emprendedores en California. Acostumbrados a “mandar” los empresarios, no solo en California, sino en todos los Estados Unidos, las negociaciones se volvieron irreconciliables entre éstos y los políticos, sobre todo tras el mandato de Newsom desde enero del 2019, fecha clave cuando podemos situar el éxodo de las empresas tecnológicas, secundando la respuesta de los “grandes”.
¿A quién le amarga un dulce? Texas, anclado todavía en las necesidades y medidas económicas que han engrandecido al país, está recibiendo a todas estas ricas empresas con los brazos abiertos. El gobernador republicano Greg Abbott manda desde el año 2015, y no le pareció mal que la capital Austin reconvierta su aspecto físico para atraer a miles de trabajadores, para convertirse en una gran metrópoli. Si para ello debe “congelar” su política de impuestos, y tratar con los “mercaderes de la tecnología”, adelante con ello. Sabe que el volumen económico de dichas empresas supera los 500 mil millones de dólares anuales. Y si llegara a instalarse la totalidad de dichas empresas, el PIB de Austin superaría el billón de dólares.
Pero una cosa es el estado de Texas y otra la ciudad de Austin. El actual alcalde Steve Adler terminó su mandato con la premisa de admitir el bitcoin como método de pago el pasado 13 de Octubre. Curiosamente el nuevo alcalde tendrá que lidiar con el problema que se les viene encima: la vivienda asequible. Los seis candidatos a la alcaldía, tanto independientes, republicanos como demócratas, centran sus discursos en este futuro problema, sabedores de lo que está ocurriendo en Seattle con Amazon, donde sus trabajadores no se pueden permitir una vivienda en la propia ciudad ni con sueldos de ejecutivo. Siempre la misma contradicción encontrada: impuestos “simbólicos” para las grandes empresas, pero sueldos insuficientes para sus trabajadores. Resulta una realidad insalvable y que costará a los estadounidenses mucho dinero para pagar las ayudas que este problema producirá en Austin. Si queréis conocer algo más a sus candidatos, clica aquí
La “burbuja” económica que se produce en estos casos, de grandes movimientos de capitales, puede ocasionar una gran explosión de prosperidad y demografía en Austin, preparada para crecer. Me consta que es una ciudad cosmopolita, “bien educada” y ordenada, abierta y acogedora, con bajo nivel de delincuencia si la comparamos con otras capitales. Es un muy buen lugar para vivir, con grandes espacios verdes y gran afición deportiva y cultural. ¿Pero qué ocurrirá con el supuesto crecimiento demográfico que se avecina? ¿Cambiará su rol para mejor o para peor? ¿Resulta positivo cambiar el status qvo por un incierto futuro mejor? Desde luego para los políticos si, ya que serán los grandes beneficiados del gran traslado y de los miles de millones que empezarán a manejar en forma de impuestos y otros ingresos derivados. Pero para la gente corriente, para la gente de Austin, el crecimiento no será para nada positivo. Repasar la Historia sería muy aconsejable para este caso. Está previsto que la carga impositiva la llevarán los ciudadanos y no las empresas.
¿Qué será de Silicon Valley sin las docenas de grandes empresas tecnológicas? Lo que es peor, ¿qué será sin ésta y sin Hollywood? Porque también la Industria del Cine tiene pensado trasladarse a Austin, hogar de los actores Sandra Bullock y McConaughey, entre otros, porque esta ciudad ya se considera algo así como un paraíso fiscal. Efectivamente, la misma política impositiva de los políticos californianos abarca también a los “ricos del Cine”. Pensamos que solamente en España sufrimos políticas abusivas en este campo de los Impuestos, pero es un “mal” para todos los estados que llamamos “libres”. California sin estas dos inmensas industrias puede terminar en una depresión sin precedentes en la Historia.