Nuestra gimnasta ilicitana Sara Marín se ha proclamado Pentacampeona Olímpica absoluta al conseguir en Florencia (Italia) cinco medallas de oro en la general y por ejercicios en las primeras Olimpiadas llamadas Trisome Games que se celebran para personas con síndrome de Down. Pelota, aro, cintas y maza con impecable técnica y estilo, que ha llevado nuestra bandera a lo más alto del podio en cinco ocasiones.
Las cosas buenas de la vida suceden a diario. El deporte nos demuestra la capacidad de esfuerzo y sacrificio al que puede llegar un ser humano. Por eso el deporte nos llama tanto la atención, de modo que todos los expertos en antropología, filosofía e Historia Antigua coinciden en asegurar que las exhibiciones deportivas son el resultado, en primer lugar, del primitivo cortejo nupcial, de la selección de pareja (sin especificar qué sexo cortejaba), y en segundo término, lo más compartido por todos: la idea de que no sólo es un “sustitutivo de las guerras”, sino una demostración de poder que podía evitarlas, tal y como se supone que un ser racional debería actuar.
Encontrar esta capacidad de sacrificio y la disciplina constante en una persona considerada “diferente”, con síndrome de Down, es algo que debe llenar de orgullo a la raza humana. Además nos recuerda con rabia que todas las personas tenemos nuestro lugar en el mundo y buscarlo es una obligación, sea cual sea su condición. Mientras admiramos a Cristiano Ronaldo y soñamos con parecernos a Rafa Nadal, Sara Marín trabaja para adaptar su propio cuerpo a la gimnasia rítmica simplemente, para desarrollar ejercicios que supongan la perfección dentro de sus coreografías, creando movimientos y lenguaje propios, belleza para la gimnasia rítmica adaptada, lo que supone un doble esfuerzo que ha sido premiado con 9 Campeonatos de España y 5 medallas de oro en las Primeras Olimpiadas celebradas en Italia, haciendo ondear la bandera española con un orgullo y alegría desbordante.
No nos cuesta ningún esfuerzo ocupar algo de tiempo en acudir a esos otros deportes minoritarios, simplemente por el reconocimiento a todas estas personas que se sacrifican hasta el límite de sus posibilidades. Ya sé que en las celebraciones no a lugar para comentarios negativos, pero Sara tuvo que pedir ayuda económica a la ciudadanía para acudir a estas Olimpiadas. Se ha traído un tesoro que debería reportarle no sólo el reconocimiento nuestro, sino el del Estado Español, cosa que no parece que vaya a ocurrir, pues no se trata de Fútbol.