La vida socio-económica de los españoles la podemos representar en una noria o rueda que da una vuelta completa cada cuatro años. Empieza, más o menos cronológicamente, con las Elecciones Europeas, continúa con las Municipales y Provinciales, luego se consulta para determinar el gobierno autonómico y culmina con las Elecciones Generales. Así se “coloca” al inmenso ejército de políticos y funcionarios que alimenta Europa, así nos mantienen ocupados éstos, casi sin pausas, con las cuestiones más intrascendentes en nuestra mente adoctrinada, eludiendo los problemas graves con noticias que a nadie interesa, como son, por ejemplo, las propias elecciones, en connivencia con los medios de comunicación comprados por dichos políticos.

Prueba de que los verdaderos problemas no se resuelven en Europa, es que el Paro, el acceso a la vivienda y la inmigración ilegal, siguen creciendo exponencialmente, y a la par de los problemas que éstos ocasionan colateralmente. La violencia venida de los países musulmanes, principalmente, en sus formas más diversas: actos terroristas, violaciones en grupo, robos, tráfico de drogas, etc., se añaden a los delitos locales, multiplicando la inseguridad ciudadana, y eso ha desembocado en la pérdida de la confianza de la ciudadanía con los políticos “progresistas”, cambiando su voto a la Derecha y en nueve países, entre ellos Francia e Italia, a una Derecha bastante radicalizada.

Pero a mí lo que me sorprende es el resultado repetitivo en España. Me da hasta ganas de reír (por no llorar). ¿Me quieres decir que de nuevo han votado a PP y PSOE como fuerzas de “confianza”, después de tanta corrupción en ambos partidos? Me parece que no. Me parece que este combate ya huele más que a tongo, me parece que huele bastante a mierda. Las cosas claras. De nuevo, a pesar de que en la calle nadie los vota, de que todos confiesan un cambio radical en sus intenciones, vuelven a arrollar estas dos corruptas fuerzas políticas. ¿Qué está pasando? ¿Cómo consiguen engañar a tantas personas?

Me reconozco como apolítico desde siempre, así que las fuerzas políticas europeas me resultan todavía más desconocidas que las españolas. Tampoco sé cómo se gobierna en Europa estando los partidos tan parejos en votos y escaños. Así que me temo que el “chanchullo” será el mismo o peor que en el interior de los países por separado. He sabido que Macron en Francia ha convocado Elecciones Generales tras la victoria de Le Pen (extrema Derecha, dicen) en estas Europeas. Un gesto de “honradez” que en España no se dará nunca sea cual sea la fuerza que gobierne. Aquí se echa a patadas al dirigente o no se marcha.

Lo que no entiende la Izquierda Europea, y eso le está costando los votos de Italia, Francia, Alemania, Polonia, Hungría, Austria y varios países más, es que sus enunciados no son erróneos, los problemas que plantean no son erróneos, sino cómo usan los tributos de los contribuyentes y las medidas que aplican, que son parciales y no miran por el bienestar común. Bajo esta premisa crítica, salen partidos nuevos que se sitúan a la Derecha (por inercia), como Se Acabó La Fiesta, un partido que ha sorprendido consiguiendo el mismo número de escaños (3) que una fuerza veterana como SUMAR. Pero la Izquierda en España siempre fue «autodestructiva», así que en vez de «sumar» hubiese sido más acertado llamarles «restar», pues eso han conseguido. Ya nadie se acuerda de aquellas decenas de escaños que conseguían cuando PODEMOS empezó en el 2014.

Pero no es más grave que PP y PSOE se unan en Europa para gobernar, tal y como von der Leyen ha anunciado, algo que debería ser intolerable por principios. Porque de no ser así, estos políticos inventarían otra fórmula “ilegal” para gobernar, sino que la mitad de los españoles y europeos no hayamos querido votar. La abstención, una vez más, protagoniza estas elecciones que la mitad de ciudadanos consideramos fraudulenta y que no tiene razón de ser, pues no representa la voluntad del pueblo, sino la de unos pocos sociópatas que juegan a un juego en el que solamente ellos se divierten y donde millones de personas “adoctrinadas” viven hipotecadas económica y moralmente y se le da más visibilidad en los medios a los problemas que le ocurren a “los demás” que a los propios.

 

Está claro que 11 millones de personas son “clientes” de PP y PSOE en España, y para desbancarlos de su trono se necesita de un “partido” que atraiga el voto de las abstenciones. Es así de sencillo. Ese es el número de personas que viven bien, once millones, frente a los más de treinta millones de españoles que no viven tan bien. Pero nos gobierna esta minoría de tiparracos, además en connivencia, cómplices totales de su engaño. El panorama en Europa es similar, y la nueva postura radicalizada hacia la derecha, no hará más que empeorar la situación, pues se comenzará a cuestionar y desestimar la orden venida de Bruselas prácticamente para todo. Un desastre.

En Europa la abstención también ronda el 50 %. Cuanto más se ahonda en el tema de la política, más difícil solución se vislumbra a los problemas que arrastramos y los venideros. 175 millones de adultos europeos que no quieren votar a este sin sentido de gobernabilidad, a este chanchullo privilegiado para esta clase social, que uno de ellos hasta se llamó “casta”, no es cualquier cosa.

César Metonio

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