La sopa de ajo es un plato típico de todo el territorio nacional, y parte de Portugal, que se viene preparando desde tiempos inmemoriales para la época invernal principalmente. Se prepara muy fácilmente. En Latinoamérica existe un largo recetario con variantes de este plato. La receta actual se tiene como de origen castellana, con mucha raigambre en la Mancha y León, sus dos extremos en diagonal N.O. y S.E., y está muy unida a la costumbre pastoril de la Mesta, al menos desde la Edad Media. Toda región española la prepara prácticamente sin variar sus ingredientes, en la mayoría de casos, añaden más productos que la enriquecen.
Existen numerosas referencias a esta receta en la Literatura española, pero también extranjera. Por ejemplo, Alejandro Dumas quedó tan satisfecho de su sabor, cuando visitó España, que intentó introducirla en Francia que, de hecho, se prepara en algunas zonas, aunque cambiando algunos ingredientes (ajos por cebolletas dulces). Las variantes mallorquinas de esta sopa son muy sabrosas, aunque lo mismo se puede decir de cualquiera de las regiones españolas. Os comparto la receta original, pero algunos ingredientes los podéis cambiar para realzar más su sabor y aroma. Aunque se llame “sopa de ajo”, no resulta el ajo su ingrediente principal. Pero sin ajo, tampoco sería lo mismo.
Veremos muchas recetas de este plato típico que llevan carne: panceta, chorizo o jamón serrano a taquitos; pero dejaría de tener sentido para el tiempo de Cuaresma, pues es su plato típico en muchas provincias, precisamente por carecer de carne. Fuera de este tiempo señalado, resulta muy sabrosa cuando contiene caldo de pollo y carne, así que podemos elegir entre su receta vegetariana o más completa con su variante que lleve carne.
Ingredientes para 3 personas
1 litro de agua (o caldo de pollo)
150 grs de pan duro (preferiblemente de hogaza)
4 dientes de ajo
Aceite de oliva virgen
Pimentón dulce (una cucharadita de café)
Huevos frescos (uno por persona)
Sal
Panceta de cerdo y/o jamón serrano a taquitos (opcional)
Preparación
En una cazuela ancha (tradicionalmente la de barro) verteremos un chorro generoso de aceite de oliva y los dientes de ajo a trocitos. Cuando transcurran unos momentos de fritura, sin quemar los ajos, se añade el pan troceado, la cucharada de pimentón, y se mueve todo varias veces. Luego se añade el agua (puede ser caldo de verduras) y se hierve unos veinte minutos. Si se consume deprisa el caldo, se añade algo más de agua. Se trata de un plato de cuchara, así que debe verse siempre caldo. Sal al gusto.
Se echan los huevos y se rompen algo con la cuchara. Cinco minutos más y listo. Servir muy caliente. Si realizamos la versión con carne, hay que echarla cuando freímos los ajos en el primer momento, y en vez de agua podemos echar caldo de pollo. Se sirve en cazuelas individuales de barro, pues en muchos lugares se hornean unos minutos al horno. Pero si no se tienen, en plato hondo también luce en la mesa.