El helado cremoso resulta un alimento muy apetitoso en cualquier estación del año y nos aporta gran cantidad de vitaminas, sobre todo si lo preparamos con frutas naturales. La ventaja más interesante de prepararlo nosotros es porque podemos elegir los ingredientes más saludables para nuestro organismo. Podemos elegir la cantidad de azúcar, grasas y si somos alérgicos a cualquier compuesto químico, controlar en definitiva lo que vamos a comer.
La nata, las yemas de huevo y la mantequilla también impiden la cristalización masiva, produciendo una crema de lo más suave, así que éstos son los ingredientes fundamentales para nuestro helado casero. Se puede añadir hasta un 10 % de leche en polvo para que se reduzcan todavía más los cristales de hielo. El batido manual o con batidora (heladora) resulta imprescindible para airear la mezcla y evite también que cristalice.
Se puede hacer helado prácticamente de todo, siempre que consigamos una crema suave y que no sea propensa a cristalizar a tan altas temperaturas. Para que no cristalice resulta común la utilización de azúcar y azúcar invertido (la miel y los jarabes como el de arce, pueden sustituirlo), en una proporción inferior al 25 %. Los diabéticos ya sabéis que debéis sustituir el azúcar por edulcorantes. El alcohol también ayuda a que no se produzcan en la mezcla los típicos cristales de gran tamaño. Me encanta el helado de ron con pasas dentro de una cremosa mezcla a la vainilla, pero ya sabéis que es sólo para adultos y que no es recomendable que supere el 20 % del total del helado para que no pierda su cremosidad. Os voy a facilitar una sencilla receta para que probéis, ya que no suele salir a la primera, y luego os atreváis con recetas más sofisticadas, una vez experimentéis y encontréis el punto deseado.
Ingredientes
8 yemas de huevo.
1 taza de azúcar.
2 cucharaditas de extracto de vainilla.
1/2 taza de miel
1 pizca de sal (en este caso para evitar cristales y contrastar sabores)
2 tazas de crema de leche (leche entera o nata líquida)
2 tazas de leche en polvo.
Preparación
El batido debe comenzar con la leche e ir incluyendo los demás ingredientes hasta que observemos una textura cremosa y aromática. Debe salirnos una base espesa con la que podamos llenar los recipientes para helados individuales o que termine en una barra para cortes, y al congelador. Si nos ha gustado, ya podemos probar con otros sabores, y si no, pues intentarlo aumentando o disminuyendo el ingrediente que, según nuestro gusto, no sabe bien. Puede ser el azúcar por demasiado o por poco, como cualquier otro. A la hora de la presentación, se puede servir con buenos chorretes de sirope, caramelo líquido, con frutas en almíbar o naturales, con golosinas o, para los adultos, con algún chorrito del licor que nos apetezca.
Helado de café (especial para adultos, donde podemos incluir algo de alcohol), podemos usar la base de vainilla y añadirle algo de café, también es un sabor muy interesante.