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Tanto en el Instituto de Investigaciones Agrarias Valenciano como de Canarias llevan más de dos décadas estudiando y probando variedades que puedan resultar más saludables como interesantes para el Mercado, cada vez más duro y competitivo con las frutas tradicionales, y que “paga” el que se queda atrás y no mejora su oferta. La Naranja Valenciana y sus cítricos en general ha sido tradicionalmente la fruta más exportada, pero desde principios de este siglo, sufre un constante descenso de ventas en España, sufriendo un retroceso por área de cultivo debido a la terrible competencia, sobre todo de países africanos, cuya calidad es menor a la levantina, pero a precios mucho más bajos.

Viendo venir este problema, estos dos institutos han ido probando nuevas variedades, aunque en Canarias el plátano sigue en auge, con casi 400.000 toneladas producidas este último año, casi en su totalidad consumidas en suelo español. Pero resulta positivo “adelantarse” a las modas, así que parece que está a punto de lanzarse definitivamente el plátano rojo, una “nueva fruta” (para los mercados) que se empieza a cultivar en grandes terrenos tanto en Canarias como en la Costa Tropical de Málaga.

El plátano rojo es originario de Ecuador,  tiene una forma similar al plátano común, pero su tamaño es menor y el color muestra un tono rojizo que va variando hasta el púrpura con su maduración. El fruto tiene un color crema tirando al rosa claro y se dice que su sabor recuerda a la frambuesa (esto no está muy claro pues quizás la sugestión tenga algo que ver). Es más dulce que el común y es rico en potasio, magnesio y fibra. Posee vitaminas A, E y C. El que su crecimiento sea más lento que el común y su tamaño menor, hará sin duda que su precio en el Mercado sea muy elevado, aunque todo pasa porque su producción aumente, algo que esperamos ocurra en Málaga y Canarias.

En Valencia, quizás porque llevan investigando más tiempo, han ido surgiendo numerosas variedades de cítricos (recordemos que hablamos de la cuna de los cítricos, en el entorno de la actual Villarreal, donde se cultivaron las primeras naranjas o taronjas comestibles de Europa a finales del siglo VIII). De estas variedades modernas, surgidas en este siglo XXI,  algunas de ellas se introdujeron con mucho éxito primero en mercados de Estados Unidos y Japón, aumentando la demanda año tras año desde hace más de una década. Valencia ha apostado por la calidad y pretende ir renovando su tradicional cultivo de naranjas y mandarinas por estas nuevas variedades, aunque resulten más caras al público que las tradicionales. Hasta la fecha se han registrado más de 22 nuevas variedades, la mayoría de la familia “mandarina” (y “clementina”) con tamaños similares a esta famosa fruta, más pequeñas que la naranja y de refrescante e intenso sabor.

Para no extenderme en una larga lista de nuevas frutas, todas muy parecidas entre sí, os comentaré sobre las que ya están introducidas en el Mercado o en vías. En primer lugar la naranja Cambria, que no tiene pepitas y su resistencia es asombrosa incluso a temperaturas altas. Se trata de una mutación de la navel Washington que apareció en Sudáfrica. La Cultifort es una mutación de la Oronules, también sin semillas, tiene una piel fina y fácil de pelar, descubriendo en su interior un fruto con mucho jugo y exquisito sabor dulce y refrescante.

Dentro de la familia de mandarias y clementinas, que con las nuevas variedades ya prácticamente se confunden, es quizás donde más variedades ha presentado el Instituto Valenciano. Las mandarinas suelen ser frutas con pepitas y sabor ácido, su piel está más pegada a los gajos y se pueden recoger en otoño. En cambio las clementinas son más fáciles de pelar, saben más dulce, no tienen pepitas y se recogen en invierno. Un ejemplo de “fusión” de especies o mutación, que se generó por irradiación inducida a la mandarina de Murcott desarrollada en Israel, es la Spring Sunshine, que presenta un color naranja intenso, fácil pelado y un contenido en zumo excelente.

Una mutación de la Clemenules (variedad muy apreciada) es la Octubrina, una de las más productivas y que contiene más del 50% de zumo. La Clemenlate es también una mutación de la Clemenules pero tardía, posee un nivel de acidez muy apreciado, motivo que le reporta éxito para exportación, se pela muy fácil y son frutos de gran calibre. Por último, la Belabela se trata de una mutación de la variedad Owari, su piel es gruesa y de fácil pelado, tiene una mejor vida útil que su predecesora, color intenso de naranja a rojizo y buen sabor. El Instituto Valenciano trabaja en colaboración con otros países, los más interesados en el desarrollo de los cítricos, como son Estados Unidos, varios institutos de Sudamérica, Israel, Sudáfrica, Japón y Australia.

Otras frutas exóticas poco conocidas, y que quizás entren pronto en los mercados de toda España y Europa son la guayaba, una fruta interesante, dulce pero refrescante y que puede combinar perfectamente en las ensaladas de todo tipo y con numerosas aplicaciones en el recetario como postre.

Los arándanos azules se están viendo cada vez más en las estanterías de los mercados, una fruta muy saludable, repleta de taninos y de gran poder antioxidante.

El noni, originiario de Panamá, tiene sabor amargo y parece una chirimolla, está considerado un “superalimento” por la concentración de vitaminas y propiedades saludables.

El rambután de Malasia sabe muy dulce y ligeramente a almendra, pero también recuerda por su sabor al coco, piña y al lichi chino, tiene la forma quizás más extraña de todas las frutas por su corteza cubierta de filamentos.

Para formas extrañas, la carambola, que también procede de Malasia y los países circundantes. Cortada en lonchas asemeja la forma de una estrella y por eso se la conoce también con ese nombre. Contiene mucha vitamina C y se dice que previene la caída del cabello.

Otra fruta con futuro es la pitaya que, además de dulce y sabrosa, contiene gran cantidad de vitaminas y energía, ideal para los que practican deporte o esfuerzos físicos a menudo.

La uva de Oregón está resultando también muy interesante al Mercado por sus propiedades medicinales, además de su color y aroma exóticos.

Por último está la fruta del milagro (Fruit Miracle), quizás la menos llamativa pues se asemeja a cualquier baya roja (cuidado con las bayas que la mayoría son tóxicas). Esta fruta posee unas propiedades que en nuestro organismo provoca un sabor dulce que dura hasta una hora, volviendo nuestro sentido del gusto “dulce”, incluso si ingerimos otros alimentos ácidos o algo amargos. Lo curioso es que al comerla no nos resulta demasiado dulce, más bien se convierte en un “catalizador” que por un tiempo limitado “convierte” el sabor de otros alimentos al dulce.

Cada año se descubren una decena de frutas nuevas en las selvas inmensas del Amazonas y en las que quedan por las islas de Extremo Oriente, muchas todavía están siendo estudiadas y seguro que aparecerán en los catálogos de los supermercados las que se consideren atractivas en todos los aspectos. Así que hacen bien los institutos agrarios en España de estudiar y crear nuevas especies para la gran competencia en que está inmerso el mundo de la fruta.

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