Lamentablemente, el indomable Océano Atlántico ha sido el causante de una nueva tragedia marítima en la costa de Malpica de Bergantiños, A Coruña, dejando como resultado un barco hundido, un fallecido y un tripulante hospitalizado en estado grave.
Video con las imágenes exclusivas del naufragio:
Un matrimonio de turistas franceses, que pasaban sus vacaciones recorriendo las costas gallegas en su velero, sufrieron un terrible accidente con resultado fatal a primera hora de esta mañana, en una zona que -no en vano- es conocida como Costa da Morte (Costa de la Muerte).
Sucedió muy temprano, apenas acababa de amanecer a las 7 y media de la mañana cuando el matrimonio, formado por C.M. y P.M., ambos de 66 años de edad, se aventuró a salir del puerto de Malpica de Bergantiños con su barco velero. El día se presentaba soleado, el puerto está en una zona recogida, protegida del viento y este conjunto de circunstancias, probablemente, les hizo suponer que podrían navegar sin problemas. Sin embargo, no tuvieron en cuenta el terrible viento del nordeste que lleva varios días soplando con fuerza, con tanta virulencia, que ha impedido que los barcos pesqueros del propio pueblo salieran a faenar desde el pasado fin de semana. Tampoco se imaginaron el terrible estado del mar, picado, batido, una fuerte marejada con marea baja, que propiciaba la formación de fuertes corrientes de arrastre hacia las rocas costeras, una trampa para cualquier barco que se ve atrapado en ellas.
Lo que sucedió es que, en cuanto el velero sobrepasó el espigón del puerto y salió a mar abierto, se encontró frente a frente con la aterradora realidad, un mar bravío enfurecido, en plena bajamar y un fortísimo viento, contra los que el pequeño velero, de ocho metros de eslora, poco pudo hacer. Es muy probable que los tripulantes intentaran maniobrar, virando el barco, para volver a puerto y que fuera precisamente esta maniobra, la que causara el naufragio.
Sin duda intentaron mantenerse en las proximidades del rompeolas, para no alejarse de la seguridad del puerto, querrían realizar el viraje lo más rápido posible y volver a entrar a atracar. Por el contrario, fueron arrastrados por la batiente contra los grandes bloques de hormigón que asientan la escollera. En un intento desesperado por alejarse de la estructura del espigón, se vieron atrapados por una corriente que los llevaba directamente en dirección perpendicular hacia la costa, abrupta, sinuosa, con acantilados irregulares salpicados de rocas.
Finalmente, al velero se encontró atrapado en un remolino, en uno de los recovecos de entrantes y salientes de la peligrosa costa, del que ya no lograron salir. En menos de dos horas, del barco, de su estructura y sus aperos y aparejos, apenas quedaba un recuerdo. Ni rastro de mástil ni de vela. Tan solo permanece a la vista el plástico amarillo del bote salvavidas destrozado. Curiosamente, el nombre del velero era Prudence (Prudencia)
Fueron algunos marineros y personal del puerto los que se dieron cuenta de lo que sucedía, dando la voz de alarma; el primero, el pesquero Villar Bravo que se dirigía a puerto . Al momento se puso en marcha el protocolo de Salvamento Marítimo, tanto por parte de la Guardia Civil como por Protección Civil. Aunque el helicóptero de salvamento sobrevolaba la zona en cuestión de minutos e incluso algunos barcos locales intentaron colaborar con las autoridades en el rescate, pero el estado del mar y el fuerte viento dificultaron enormemente las tareas de rescate.
El hombre pudo ser rescatado, herido, con numerosas magulladuras y cortes, uno especialmente grave en la pierna, causados por los zarandeos contra las rocas de los golpes de mar; con hipotermia y en estado de shock. Inmediatamente fue trasladado en helicóptero al CHUAC (Centro Hospitalario Universitario de A Coruña) donde permanece ingresado.
La mujer permanecía hundida bajo el agua, a pesar de llevar puesto el chaleco salvavidas y fue imposible salvar su vida.
No es la primera vez que una embarcación de recreo se hunde en las costas de Malpica, una zona de difícil navegación, debido a sus corrientes. Por desgracia, casi cada año hay algún accidente entre el puerto de Malpica y las cercanas Islas Sisargas, a pesar de los numerosos avisos a navegantes y la puntual información sobre el estado de la mar. Esperemos que éste de hoy, sea el último.
Margarita G. Chas Ocaña