En la ciudad de Cádiz podemos encontrar, al menos, media docena de locales que ofrecen música en directo durante todo el año. Para empezar, recorreremos las noches de Cambalache Pub Jazz y de Medussa Music Bar, pues son dos buenos ejemplos de lugares interesantes donde pasar una buena velada.

El Cambalache resulta un lugar referente de Cádiz por su larga trayectoria animando la noche gaditana. Hace unas fechas celebró su 40 Aniversario, de manera que resulta uno de los “imprescindibles”, pues pasaron y pasan figuras que empiezan y muchas conocidas del Flamenco-Jazz sobre todo, desde hace décadas.

El local se encuentra en la Calle San José del Toro, 20, en pleno centro histórico de la ciudad y es zona turística, donde podemos visitar Patrimonio Arquitectónico, zonas de ocio y entretenimiento de todo tipo, sobre todo si queremos degustar buena gastronomía.

El Medussa Music Bar ofrece un estilo distinto, donde se reconoce la Música Alternativa, aunque se escuche también Rock Clásico y de otros estilos de vez en cuando, «para no perder la costumbre». Se encuentra en la Calle Manuel Rancés, 1, también en el casco histórico, no muy lejos del anterior local.

El “Medusa”, como se les conoce también, no son quizás tan veteranos como los anteriores, pero llevan más de dos décadas animando también las veladas de gaditanos y turistas. Que tampoco es nada. Por las tardes su ambiente es “tranqui”, con mesas y tertulias, para transformarse luego en el ambiente nocturno de la “movida alternativa”, como ellos mismos se intitulan, aunque los conceptos han cambiado desde su apertura. Sobre todo la Pandemia, cambió los estándares por una “movida” menos loca y dar paso a la conversación y la amistad. “Antes la hora punta era las dos de la mañana y ahora es a la hora que cerramos. Abrimos los sábados a medio día con tapitas en frío, selección de vinos, vermú y cervecitas fresquitas», apunta Miguel, que asegura que la acogida está siendo «positiva, pero lentita».

De manera que, tras recapacitar en la Pandemia, se dio un giro a la estética y al estilo musical. El socio de Miguel, Pedro, también fundador, añade: «No es una cafetería, no es un discopub, es un saloncito donde puedes escuchar buena música, a la vez que hablas. Un lugar donde encontrarte con tus amigos de forma diferente. Aquí se liga mejor y se liga más. Te puedes ir cuando quieras, no tienes el ansia de quedarte hasta el final para ver si algo ocurre».

Miguel lo remata como un lugar «abierto a gente variopinta» y un espacio «acogedor y seguro», donde la música sigue estando presente «porque es nuestra forma de vivir». No se olvida del Club Cara B, integrado por djs residentes del Medussa, aunque ahora la música se escuche en cualquier formato, no solo en riguroso vinilo: «Siempre y cuando se escuche bien y sea de calidad».

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