Aunque les pese a filósofos y políticos, éstos siempre van por detrás de las corrientes artísticas y de las demandas populares. Luego, como meros oportunistas, hacen suyas dichas corrientes y les ponen nombres que terminen en “ismo”, acuñando términos por ver si ganan el Nobel de la Paz u otros reconocimientos. Mientras las mujeres se labraban un puesto destacado en el mundo laboral y en la sociedad en general, las artistas transgredían con sus trabajos, llamaban la atención, aprovechando que en España se vivía la época con más Libertad de su Historia: la década de 1980.
Ya a principios de dicha década proliferaron grupos musicales de lo más interesantes por toda la geografía española. Las grandes ciudades como Vigo, Bilbao, Zaragoza, Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla o Málaga, contaban por decenas las bandas de todos los estilos incipientes o de música más clásica. Se vivió un ambiente irrepetible culturalmente, un ambiente que los políticos persiguieron (cerrando locales principalmente) hasta destruirlo.
En Bilbao surgió un ambiente Punk único que ya sonaba mucho en 1980, y allí apareció el primer grupo totalmente femenino de España en este estilo y que transcendiera a nivel nacional e internacional, tan sólo unos pocos años después del primero surgido en Estados Unidos, que se llamaba The Runaways, fundado en 1976. Las Vulpes se formaron en 1981. Loles Vázquez, que dominaba la guitarra eléctrica y de nombre artístico “Anarkoma” (añadiéndose más tarde también “zorrita” como las demás compañeras), consiguió reclutar de la misma Bilbao y Baracaldo, tres chicas entre los 17 y 21 años para tocar juntas Rock Punk. Así conoció a Mamen Rodrigo para que aportase su voz, Begoña Astigarraga, que tocaba el bajo, y a Lupe Vázquez para que hiciese sonar la batería. Tras un tiempo versioneando, lograron reunir un repertorio de canciones propias, unas doce, e incluirse en la lista de grupos para tocar en ese ambiente rockero y punk bilbaíno.
Tuve la suerte de ver en directo, un 23 de Abril de 1983, cuando era un chaval, el programa de Televisión “Caja de Ritmos”, dirigido por el mejor crítico del momento, Carlos Tena, un “cazatalentos” de lo Underground, término que se impuso para todas las corrientes musicales que iban apareciendo en el siniestro panorama punk, y digo siniestro para diferenciarla del Funky y de la música Disco que se contraponía a todas estas corrientes. Carlos Tena invitaba a los grupos más controvertidos y novedosos, así conocimos por televisión a bandas como Alaska y los Pegamoides, Parálisis Permanente, Almodóvar y McNamara, Siniestro Total y un extraordinario etc. Aquel 23 de Abril del 83 presentó a las Vulpes y la repercusión de una simple canción hizo temblar los cimientos del Vaticano:
La letra de “Quiero ser una zorra” fue, como decía Joey Ramone hablando de su música en una entrevista: “como un ataque aéreo”. Se movilizaron tanto de la Derecha como de la Izquierda política en España, y los efectos fueron fulminantes para la carrera de Carlos Tena, cerrando de inmediato su buen programa musical “Caja de Ritmos”. De nuevo se vislumbraba esa hipocresía que caracteriza a políticos e intelectuales en nuestro país. Esa es la respuesta de nuestros dirigentes, sea cual sea su chaqueta y color de su bandera: la censura y el desprecio por el ciudadano y las representaciones de los artistas. De nada sirvió que los españoles nos sintiéramos más liberados y modernos, hablando en público de las cuestiones que nos son más naturales, como la libertad de sexo, la masturbación, la descripción de nuestra anatomía con total normalidad, tal y como ya estábamos acostumbrados en la calle. Ahora, cuarenta años después, llegan los políticos con sus nuevas leyes “anti-machistas” y de “igualdad de género”, promovidas por una generación que ni siquiera había nacido cuando tocaban las Vulpes. Ya lo dije en otro post: los años 1980s describen lo que ocurría y ocurrirá en nuestro país con estos políticos que ni están preparados para gobernar ni lo merecen.
En la entrevista con Begoña y Mamen se puede entrever el motivo por el que dejaron los escenarios: fueron unas adelantadas para un público que no sabe lo que quiere, y que sólo la música los exalta, sin recibir ninguna lección práctica de los mensajes. La censura tocó a Carlos Tena y a todo lo que se llamara “transgresión” para los políticos, pues éstos, vengan de la Derecha o de la Izquierda, pretenden siempre dirigir hasta lo artístico, subvencionando a dedo todo lo que signifique “cultura”, en la Música, Cine, Teatro, Ilustración, al Arte en general, relegando al ostracismo a lo que entiendan como políticamente incorrecto.
Las Vulpes también se disolvieron, quedando como un recuerdo efímero de la Libertad. Bien es cierto que se reunieron de nuevo en el 2003, editando un álbum, pero su momento era otro, aquel momento en que los políticos ya tramaban su dictadura contra los españoles. Pero que no se os pase: hoy en día hubiesen sido censuradas también por los mismos de siempre, de las Derechas e Izquierdas. Bien vale un homenaje a estas intrépidas chicas que desafiaron valientemente a su tiempo, arriesgando hasta su físico por bien de la Cultura y la Libertad.
“Me gusta ser una zorra” de estudio