Entre 1580 y 1640 el Reino de Portugal se unificó con el Reino de las Españas en la figura de Felipe II, que pasó a administrar todas sus posesiones. Las ciudades fundadas por portugueses en Brasil y otros territorios de África y Asia, conocieron entonces una importante reconfiguración de sus ciudades y estilos arquitectónicos, hasta entonces algo caóticos en su urbanismo y austero en sus construcciones.
Por ejemplo, en la ciudad de San Salvador de Bahía (fundada en 1549), desde el año 1580 se trazaron nuevas calles en forma de cuadrícula, a la manera española, y la arquitectura tomó elementos coloniales también españoles, exportados principalmente por las órdenes religiosas y coincidiendo en el siglo XVII con el consolidado estilo Barroco, uniéndose a los estilos tradicionales del Manuelismo y Manierismo. Se fundaron nuevas ciudades con un urbanismo más regular, como Jôao Pessoa, fundada en 1585, o San Luís de Maranhâo en 1615. Numerosos Patrimonios Monumentales portugueses pertenecen a dicho periodo, de manera que voy a repasar algunos de ellos que se hayan conservado.
En las islas Azores se consolidó, tras la batalla de la Terceira (1580), el dominio de la Corona Española, en lo que fue la primera batalla de galeones de guerra de la Historia. En dicha isla Terceira se encontraba detenido el proyecto de construcción de una nueva catedral, así que la Corona mandó, mediante la intervención del obispo Manuel Gouveia, erigir la Catedral del Santo Salvador de Angra do Heroismo (187), siguiendo el estilo Manierista, desde 1581. Las obras culminaron en su totalidad en el año 1618.
También al estilo Manierista, se construyó en 1590 la Catedral de Santiago el Mayor de Beja (188), ya en territorio portugués peninsular. Fue restaurada y ampliada en el primer tercio del siglo XX, para mostrar su aspecto actual.
La Catedral Nueva de Coímbra (189) se inició en 1598 en los estilos Manierista y Barroco. Aunque se oficiaba misa ya en 1640, no se concluyeron las obras en su totalidad hasta 1698. Está considerada como Monumento Nacional de Portugal. Contiene bellos elementos interiores de la catedral vieja, como la sillería del coro y una bella pila bautismal.
La Catedral de Nuestra Señora de la Concepción de Santarém (190), se construyó por orden de los jesuitas durante la primera mitad del siglo XVII, al estilo Manierista. Está declarada como Monumento Nacional. El edificio tuvo numerosas funciones a lo largo de su historia, entre ellos el de convento, seminario y más recientemente museo en una parte del mismo.
En el año 1614, el escultor español Gregorio Fernández instalaba el Retablo Mayor que daba por concluida la Catedral de Miranda de Duero (191), concebida por un proyecto del también español y primer obispo de esta diócesis, don Toribio Lopes, iniciándose las obras en el año 1552. Su arquitectura sigue el estilo Manierista. Su fachada tiene cierto aire herreriano, como El Escorial. Está declarada como Monumento Nacional. En este templo se exhibe el famoso «Niño Jesús con sombrero de copa», el Menino de Cartolinha, de curiosa leyenda y gran atractivo turístico.
La Iglesia-convento de San Luís de Pinhel (192) se construyó en 1596 y culminó durante el siglo XVII cambiando su fisionomía a lo largo de las épocas, hasta que en el siglo XIX se modificó su aspecto hasta el actual, como un edificio de aire ecléctico que lo hace único. Así y todo, conserva su estilo Manuelino, que fue la idea original del diseño.
El descubrimiento de Brasil se debió a las exploraciones de Vicente Pinzón, que en el año 1500 anexionó todos los territorios brasileños explorados (3.600 kms de costa) a la Corona española, pero el Tratado de Tordesillas (1494) cedía tales descubrimientos a Portugal, limitados por el Amazonas, puntos que los portugueses desconocían y a los que les vino muy bien todo el trabajo y las vidas de estos intrépidos navegantes españoles.
La política constructora de Felipe II en Brasil fue “continuista” a la del resto del continente, es decir, concesiones territoriales a las órdenes religiosas y mandatos a los obispados para que construyeran (por intercesión papal) catedrales y otros templos católicos. Para los particulares, las Encomiendas y para los empresarios, los “Ingenios”. Tenemos así una primera catedral en esta lista, la de Nuestra Señora de las Nieves de Joâo Pessoa (193), comenzada en 1586. Los cronistas de la época nos cuentan que “era inacabada en 1639”. Su aspecto actual, tras varias ampliaciones, y siguiendo el estilo Manierista, lo tomará a partir de finales del siglo XIX.
Los jesuitas fundaron misiones, desde principios del siglo XVII, en lo que hoy en día corresponde a una zona amplia y fronteriza entre Argentina, Paraguay y Brasil. Un total de 30 misiones, que la mayoría son pueblos y ciudades en la actualidad. Las construcciones originales se abandonaron y derrumbaron tras la disolución de la orden en 1768. Por su valor cultural, se declararon siete de estas misiones como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En Brasil encontramos una declarada, las ruinas de San Miguel de las Misiones (194), una de las siete de estas misiones que se encuentran en territorio brasileño.
Otro Patrimonio de la Humanidad es la Catedral de Olinda (195), construida en 1584 en sustitución del templo anterior y por orden del entonces obispo de Brasil, Antonio Barreiro. Está consagrada al Santo Salvador del Mundo, y es sede metropolitana desde 1676. Su estilo es Barroco y Manierista.
Durante este periodo de Unificación de Coronas, también se construyeron grandes templos portugueses en posesiones de África. Podemos destacar la Catedral de Luanda (196), en Angola. Está dedicada a Nuestra Señora de los Remedios y se concluyó en el año 1628 al estilo Colonial, donde se aprecia la fusión hispano-portuguesa también en la Arquitectura, mezcla de Manierismo con el Barroco.
Por último nos vamos a referir a Extremo Oriente, donde también se construyeron grandiosas estructuras portuguesas en su periodo español. Un ejemplo Patrimonio de la Humanidad es la Catedral de San Pablo de Macao (197), de la que solamente se conserva su fachada. Tanto ésta como la escalera se concluyeron en el año 1640, bajo la dirección del jesuita italiano Carlo Spinola, poniendo punto final a esta obra colosal de estilo Barroco. Su estructura de granito es lo único que se salvó del terrible incendio sufrido en el año 1835.
También en Macao, encontramos la iglesia de Nuestra Señora de la Peña (198), también conocida como «Capilla de la Virgen del Buen Parto». Se trata de una modesta construcción efectuada por un reducto portugués en 1622, refugiados de un ataque holandés contra el emplazamiento. Entre los refugiados se encontraban algunos misioneros y comerciantes españoles e italianos, algo habitual en la época. También forma parte del Patrimonio de la Humanidad de origen portugués en China. Fue reconstruida en distintas épocas, la más importante desde finales del siglo XIX y principios del XX.
En Macao se encuentra el Patrimonio Histórico más importante de China, y su iglesia más antigua es la de Santo Domingo (199), un templo Barroco que se terminó en 1587, así que se trata de la más antigua de China que siga funcionando. Tres sacerdotes dominicos españoles supervisaron la construcción y convinieron en ampliarla y embellecerla, de modo que su estructura actual data del siglo XVII.
Por último, el intercambio comercial y cultural entre China y España fue generalmente bueno, dentro del hermetismo de este inmenso país. La «intromisión» de ingleses, franceses y holandeses (más tarde también de estadounidenses y rusos), motivó que los europeos fuesen valorados todos por el mismo rasero. Antes de las «guerras del opio» (siglo XIX), las relaciones hispano-chinas fueron buenas, prueba de ello lo encontramos en una imponente construcción, la Iglesia del Santo Rosario de Aowei (200), que se encuentra en Fuzhou. De estilo «Mediterráneo», un precoz diseño similar al Modernismo Valenciano incipiente, se terminó con dimensiones de catedral en 1848 por orden de los dominicos de España. Su nave principal tiene una superficie de 360 m2.
A lo largo y ancho de las rutas oceánicas, portugueses y españoles edificaron numerosas estructuras. Los españoles tuvieron una mentalidad de “anexión”, considerando sus conquistas como suelo español. En cambio, portugueses, ingleses y holandeses se ajustaron más al estándar de “colonia”, siguiendo el concepto que conocemos hoy en día, sin intención o muy poca de interactuar con los nativos de los territorios explorados. Por ello, encontraremos más restos hispanos que otros europeos desperdigados por el planeta, a pesar de que se fueron abandonando y/o destruyendo en los últimos dos siglos.
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