Cuando una serie de televisión del tipo “culebrón médico”, como The Good Doctor (el Buen Doctor) se convierte en la serie más vista de todo el ámbito anglosajón (Nº 1 en EE.UU., Canadá, Australia y Reino Unido), a la fuerza debe guardar algún interés. Si, además, se hace merecedora del Humanitas Prize, un premio prestigioso al nivel de los Pulitzer en periodismo o Nobel a la Ciencia y a la Cultura, desde luego vale la pena seguir algunos capítulos. Grabé los 18 capítulos de la primera temporada, y los he visto de tirón (este fin de semana), así que puedo decir que también me ha enganchado como al resto de espectadores de medio el mundo.
Lo que ha llevado a la serie Anatomía de Grey al éxito, a rodarse 319 episodios y 16 temporadas, ha sido sin duda por “poner alma a los médicos”. Vemos entre diagnósticos y miles de pacientes, que llegan sin duda a “deshumanizar” a los profesionales, a armarles de un caparazón de insensibilidad. Pero Anatomía de Grey nos induce a creer artísticamente que ellos, los médicos en general, son personas de carne y hueso, se ponen a nuestro nivel, y eso sumado a otros detalles, embelesa al espectador. De ahí que en las votaciones en el IMDB sobre casi 200.000 valoraciones, obtengan un magnífico 7.6 de puntuación. En esta serie concreta debo confesar que me pareció interesante y seguí al menos la primera temporada, pero luego me pareció cada vez más trivial y dejé de seguirla por House.
La serie House en cambio la valoración de los votantes del IMDB alcanza los 8.8 puntos sobre 353.000. Es una serie que lleva emitidos 176 episodios y 8 temporadas, pero ha conseguido doblar los espectadores y mejorar la puntuación de la otra serie de médicos. No parece lógico que las historias de un médico de talento pero tan excéntrico merezca tan alto reconocimiento, pero se sale de las estadísticas llegando al nivel de Juego de Tronos por ejemplo. El secreto creo que estriba en que House, Hugh Laurie, se parece en realidad más al público, o queremos parecernos más todos a él, prefiriéndolo a las monótonas trivialidades de Anatomía de Grey. Esperamos más ansiosos por ver qué locura realizará en el siguiente episodio que Anatomía, donde grabamos algunos capítulos para verlos en algún momento dado, casi siempre con nuestra pareja, pues resulta algo más romántica.
The Good Doctor ha alcanzado los 8.4 puntos de valoración sobre 28.000 votantes en el IMDB. Si sigue los parámetros de la primera temporada probablemente alcance los índices de audiencia y puntuación de las mejores series de todos los tiempos. El pasado mes de marzo comenzaron a rodar los primeros capítulos de la segunda temporada, así que después del verano quizás la presenten ya. Su protagonista Freddie Highmore encarna a Shaun Murphy, un joven autista con síndrome de sabio que se introduce en el competitivo mundo de la Cirugía. A través de este personaje se van descubriendo de manera magistral otros personajes de su entorno, y también de forma melodramática conoceremos a pacientes y los problemas que se suceden. Descubrimos en esta serie algo de la jerga médica, también nos muestran muy convincentemente las intervenciones en sus salas de operaciones.
Los elementos de la serie no parecen muy atractivos dichos del modo anterior. Es la composición de dichos elementos, muy bien orquestados por el director David Shore (creador de la serie House), lo que intriga al espectador. Cuando el protagonista va descubriendo los entresijos sociales, cuando hace referencias literarias para entender su entorno, cuando se equivoca una y otra vez pero lucha por su sitio en el mundo, nos identificamos por completo. Es realmente un drama, pero como dije cuando comenté sobre la serie La Catedral del Mar, El Buen Doctor mezcla dramatismo con bastantes toques de humor, regla fundamental para una serie o película de éxito y que por ahora no observo en la serie española. Cada capítulo debe dejarte con las ganas de saber qué hará el protagonista en el siguiente, y eso lo consigue este entrañable doctor.
Acompañan al protagonista unos actores excelentes. Antonia Thomas no sólo es preciosa sino que interpreta un papel de altísimo nivel. Resulta el papel más humanizado de todos, ya que desde el Presidente del Hospital, encarnado por Richard Schiff, pasando por Nicholas Gonzalez, Beau Garrett, Hill Harper, Tamlyn Tomita y Chuku Modu, son los típicos actores que pueden pasar perfectamente por médicos, interpretando de manera convincente incluso fuera del ámbito del Hospital.
Creo que es una serie muy recomendable aunque no os gusten los temas médicos. La historia es extrapolable a los demás oficios y profesiones, por eso se le concedió a Freddie el Humanitas Prize 2018, pues encarna a todas estas personas que se les considera incapaces de realizar algo positivo para la sociedad y que tristemente pasan desapercibidas para el resto. Quiero ser realista y reconozco que no todos valemos para lo que pretendemos, pero también creo que todos merecemos una oportunidad en la vida. De paso la serie también nos ofrece aquellos dramas que sufren los pacientes, humanizando con maestría situaciones límites, donde también cabe el éxito y el fracaso, con alguna clave de humor para que esto no se convierta en un valle de lágrimas.