La película Sueño en Otro Idioma evoca con nostalgia y literalmente la muerte del bilingüismo en muchos lugares del mundo, en detrimento de la lengua materna, cambiándola por la impuesta en tiempos modernos. Aunque ocurre en una selva americana, se puede perfectamente extrapolar a cualquier región del Planeta ya que, en el último siglo solamente, se han perdido más de 6000 lenguas y dialectos nativos (utilizo también “dialectos”, aunque no estoy de acuerdo con la acepción política ni lingüista del término).
La película es una creación de Ernesto Contreras y se estrenó en el Festival de Cine Sundance en julio del 2017. Fue seleccionada en la categoría de Drama y Cine Fantástico. En los cines comerciales apareció más recientemente, en México por ejemplo en abril del 2018. Ha recibido numerosos galardones, destacando 14 nominaciones a los Premios Ariel (entre ellos a “la Mejor Película”), premios que se han visto con recelo, ya que Ernesto Contreras preside la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de México, principal organizadora del evento.
Pero al margen de premios y distinciones merecidas o no, la película está bastante bien realizada. El tempo transcurre con algo de parsimonia pero no llega a ponerse pesada, porque se debe plasmar esa diferencia entre el estilo de vida rural y el frenético de las ciudades. Contreras seguro que ha cortado numerosas escenas de Naturaleza, se nota que se ha deleitado rodando en la selva, queriendo transmitir eso mismo: el fin de un mundo ancestral, el que estaba unido a la Tierra, por otro que ha perdido los sentidos y el romanticismo. He notado retazos de la Escuela Mexicana de Cine, he visto un aire a Guillermo del Toro y también he visto algo de Buñuel, el Gran Maestro que se doctoró en aquellas tierras. Literariamente he visto de soslayo a Blasco Ibáñez, capaz de regocijarse en un plano interminable del rostro observante del entorno y del interior del alma, como formando parte del Todo.
En cuanto a las relaciones sentimentales, me ha sorprendido la relación de pareja entre Lluvia y el lingüista. Contreras pasa a sus personajes directamente a la cama sin un previo cortejo, algo que supongo, le parece que ocurre de manera corriente en nuestro tiempo. Quizás no ahonda en esta relación porque pretende que el romanticismo se centre únicamente en los personajes del pasado, en un trío amoroso que resultan ser los verdaderos protagonistas del drama. En este trío amoroso se desvelará una trama muy curiosa y que no desvelo para que lo veáis en la peli y os sorprenda. Las historias románticas que se suceden en paralelo de varias parejas son lo que me recuerda a la Literatura de Blasco Ibáñez principalmente.
Lo que más me interesa, además de ser una película más o menos interesante por su drama romántico, resulta por su significado más dramático, como es la pérdida de una cultura, de la memoria ancestral de un Pueblo. En seguida lo relacionaba con las lenguas que se han perdido en España, pero también pienso en el esfuerzo arduo que muchos intelectuales y académicos hacen por conseguir recuperar o que no se pierdan del todo. Conocer otra lengua no hace daño, no es un peligro para la sociedad, aunque los que solamente hablan una se sientan intimidados. Lo digo como bilingüe de nacimiento: resulta fascinante dominar varias lenguas pues hace funcionar las neuronas de nuestro cerebro y aumenta nuestro nivel de tolerancia con las demás culturas del mundo.
En Aragón, por ejemplo, quedan tan sólo unos 25.000 habitantes que todavía hablan el aragonés, una lengua crucial para comprender las lenguas que se hablan en el Antiguo Imperio de Aragón (Cataluña, Valencia y Baleares). Hace una década sólo lo hablaban la mitad, pero se está realizando un gran esfuerzo para que no desaparezca. Del mismo modo ocurre en las zonas de los antiguos reinos de Asturias y León. En cuanto a los idiomas que el castellano ha desplazado en América, son prácticamente en los 18 países de habla española donde se debe trabajar, existiendo la Amazonía, que pertenece a varios de ellos y a Brasil, donde la riqueza lingüística fue y es extraordinariamente rica. En este sentido, la película nos trasmite perfectamente el significado de una pérdida tan importante, donde se guardan los secretos más escondidos de nuestro ser humano.
A las órdenes de Ernesto Contreras han trabajado los actores Fernando Álvarez Rebeil y Fátima Molina como los conductores de la historia. Manuel Poncelis y Eligio Meléndez encarnan a los dos viejos irreconciliables. Luego aparecen otros actores para evocar tiempos pasados, como Nicolasa Ortiz Monasterio, Juan Pablo de Santiago y Hoze Meléndez. En el índice IMDB está calificada con 7,5 puntos sobre algo más de 1K votantes, una puntuación muy elevada pues las películas no estadounidenses pocas veces superan los 6 puntos. Así que me parece recomendable, siempre y cuando queramos contemplar algo distinto a tiros y peleas, que tampoco viene mal.