La película The Neon Demon se estrenó en Francia el verano del 2016 y llegó al público español bastante más tarde, el 25 de Noviembre de ese año, limitada a algunas salas, con una distribución casi como “película B”, a pesar de que en la cartelera aparecen actores de la talla de Keanu Reeves y Cristina Hendricks. La producción se realizó en colaboración danesa, francesa y estadounidense, clasificada como un thriller de terror para mayores de 18 años. El presupuesto rondó los 7 millones de dólares, algo bastante bajo para una coproducción internacional, pero explica la pobre exhibición y repercusión en las salas donde se ha proyectado. Se rodó en Los Angeles y el público votante en el IMDB le ha dado una nota de 6,2 (entre más de 59k votantes), algo que no está mal, para este tipo de pelis, que se parecen al cine experimental de los años 80s.
Si me he parado a escribir sobre esta película, que debería pasar como “otra más intranscendente” en mi vida de cinéfilo, es porque posee numerosas lecturas “aprovechables”. Nos describe la terrible competencia en el mundo de la Moda y la Pasarela, la obsesión de las personas por su belleza exterior y, de paso, poder analizar el porqué decidimos un canon de belleza distinto en cada época. Existe una frase máxima en la película que lo resume todo y que me ha encantado: “La belleza no lo es todo, es lo único”. Al mismo tiempo también la película nos habla del acoso sexual al que se ven sometidas las modelos, pero que no lo sufren solamente por los hombres, sino que se mueve todo en un ambiente bisexual, contraído psicológicamente por esa misma obsesión y envidia ajena. “La vida es muy sencilla, somos nosotros quienes la complicamos”.
Debo reconocer que nunca me ha atraído el mundo de la Moda y la Pasarela. Probablemente lo he mirado siempre como un espectador machista más: contemplando bellos cuerpos femeninos, sin prestar atención a lo que hacían. Hasta que mi trabajo como redactor de contenidos web me obligó hace unos años a documentarme e interesarme por este estresante mundo, más duro quizás que los deportes más exigentes. Por una parte he observado a niñas de trece o catorce años triunfar, repasando la historia de los desfiles de moda, hasta que se controló más la edad tolerada, y mujeres que superan los 30 luchando encarecidamente por cada arruga o gramo de sobrepeso para continuar en la brecha. El sacrificio es grande y nunca nos comentan sobre las chicas que “no lo han conseguido”, que son miles: preciosas, con talento, pero que no llegan a ser Top Model por alguna de las innumerables zancadillas que les ponen desde todos lados.
La película se conduce mediante una música interesante a cargo de Cliff Martínez, que ha recibido dos de los 17 Premios otorgados en diferentes Festivales y Academias de Cine, destacando el Premio Festival de Sitges 2016 a “Mejor Película”. Ha recibido 7 galardones en el Robert Festival del 2017. La película ha sido también nominada en otras 33 ocasiones en distintos certámenes. La mayor cantidad de premios los ha recibido por parte del Maquillaje. Así que el director Nicolas Winding Refn lleva exhibiendo y recogiendo premios de su film desde hace más de un año por todo el mundo.
En la película actúa un largo plantel de modelos, pero el peso dramático lo lleva su protagonista Jesse, interpretado por Elle Faning, que en el rodaje tenía 18 años, pero decía tener 19 cuando en realidad tenía 16 (en la película). Parece un juego de números sin sentido, pero resulta muy importante este dato para las legalidades de todo tipo (en la vida real). Me ha gustado mucho el enfoque del guionista cuando se juzga a Jesse como una “cosa”, como un objeto que ha manejado todo el mundo a su antojo, pero resulta que tiene las ideas muy claras, es muy consciente de su belleza natural y piensa sacar todo el partido posible, dejando que su entorno la siga juzgando del mismo modo, pero consiguiendo ella sus metas. Existe una mezcla de poder y debilidad en su personalidad que no me ha gustado demasiado, pero quizás se haya notado ahí el toque danés, siempre enigmático de sus películas.
Las actrices Jena Malone, Bella Heathcote, Abbey Lee, Jamie Clayton y otras muchas que aparecen trabajan como modelos profesionales también, así que no han debido fingir demasiado para sus papeles. El cartel de actores masculinos lo han cerrado Karl Glusman, Desmond Harrington y Charles Baker, en una película que no interesa por sus escenas de terror, ni por sus desnudos (al menos la versión que yo he visto), ni tampoco ha sido un “derroche de intelectualidad”, pero si una mezcla de todos esos factores que te llevan a reflexionar sobre diferentes aspectos de nuestra vida que quizás sean mejorables. Un último apunte: me ha parecido un “ambiente” similar a Blade Runner, aunque quizás sea sólo impresión mía.