Se ha anunciado hoy mismo el cierre definitivo de la Revista Interviu y también Tiempo (suplemento a partir de 1982), tras un periodo de 42 años “alborotando” al público con sus llamativas portadas y desnudos, además de su siempre interesante periodismo de investigación, de gran mérito, siendo pioneros en contrastar las noticias políticas tras el periodo de censura del Franquismo. Resulta bastante significativo que esta revista, símbolo de la Transición a la Democracia, diga ahora adiós, precisamente cuando más cuestionada se encuentra la Constitución Española.
Pocas ediciones de este tipo en el mundo han vendido más de un millón de ejemplares de un solo número, como ocurrió con la portadas de Marisol y Lola Flores (en top-less del año 1983), resultando un éxito de ventas y todo un escándalo para la época. El primer párrafo de la propia web de Interviu resulta más que aclaratorio:
“Grupo Zeta comunica que sus revistas semanales de información general Interviú y Tiempo van a dejar de publicarse. La causa principal es la imposibilidad de seguir sosteniendo durante más tiempo las importantes pérdidas generadas por ambas publicaciones en los últimos años, como consecuencia del vertiginoso descenso en la difusión y en los ingresos de publicidad que han sufrido de manera intensa y creciente. En concreto, las pérdidas continuas de ediciones Zeta, empresa que agrupa a estas dos revistas, ascienden en los últimos cinco años a siete millones de euros y la caída en la difusión ordinaria se sitúa en torno al 65% en ese mismo periodo de tiempo y de un 80% a lo largo de la última década, unos descensos similares a los que están sufriendo muchas cabeceras del sector de la comunicación […]”
La “Era Digital” no solo afecta a la venta de papel impreso relacionado con la Noticia, también ha cerrado kioskos de prensa y dejado sin empleo a numerosos autónomos del transporte, por ejemplo. Los esfuerzos por ofrecer mejores noticias (primicias) o informes completos en peligrosas investigaciones, adaptarse a los tiempos, incluyendo en las portadas también desnudos masculinos, la creación de un buen portal multimedia (que permanecerá activo indefinidamente por su valor informativo/histórico), no han sido suficientes, así que otra gran Revista de Comunicación y entretenimiento abandona el barco, o mejor dicho, la calle, que es al fin y al cabo lo que los españoles estamos eliminando de nuestras vidas. Vías públicas pensadas para los carriles para bicis (los chinos ya no van en bici, pero pretenden que nosotros ahora si lo hagamos), bares donde no se puede fumar ni aclimatando el local, comercios concentrados en unas pocas zonas privilegiadas, prohibiciones de todo tipo, etc, cada vez se verá menos gente en la calle. En fin, la era digital nos encierra en los hogares, meta definitiva de los políticos, cuya mayor ilusión es gobernar despóticamente a un Pueblo “virtual”: que se sepa que “están ahí”, pero que no molesten ni protesten.
He crecido con Interviu. Durante décadas se ha esperado el nuevo número de la Revista con gran interés, y he visto colas esperando al transportista para retirar el abono. Eran otros tiempos (aunque no sean tan lejanos). He trabajado para uno de los actuales directivos del Grupo Zeta y es un magnífico profesional. Estoy seguro de que ha agotado todas las posibilidades para que esta revista emblemática no desaparezca, pero cuando “no puede ser, no puede ser y además es imposible”. Adiós Interviu, gracias por tu labor informativa, única por valiente en estas cuatro décadas, y gracias por amenizarnos el café con los modelos más bonitos (y algunos morbosos) del panorama español.