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El 17 de septiembre (y no en Octubre) se estrenó la película DUNE en los cines españoles, dirigida por Denis Villeneuve y protagonizada por Timothée Chalamet y Rebecca Ferguson en esta primera entrega, ya que realmente esta producción se compone de dos partes más una precuela que se entregará en formato de serie. Fui a verla el día siguiente a la Gran Pantalla y en Tecnología 3D, y creo que es la primera vez que he salido decepcionado, pues no he podido disfrutar de una película que ya está valorada con un 8.6 por los más de 16 K votantes de IMDB, puntuación que muy pocas producciones han conseguido y que pasaré a analizar desde un punto de vista del aficionado al Cine y no desde la crítica “destructiva” , pues cuando tantos la halagan, encontrar tanto defecto suele parecer como algún tipo de venganza contra director o actores, algo que no viene al caso.
Técnicamente he visto una película mediocre. No se ha rodado con cámaras 3D sino que se ha añadido digitalmente este efecto, así que en numerosas escenas estaban desenfocados los personajes y/o borrosos los que aparecen acompañando en los primeros planos. Una de las escenas más dramáticas, como es la del Barón volando hacia el Duque, en esta versión 3D ha sido realmente espantosa, con un Barón borroso y saliéndose del plano. El abuso del color sepia (más los grises y ocres) hacía que la película en general sea demasiado oscura, y he tenido dificultades por reconocer los rostros en muchas escenas interiores. He visto fotogramas muy nítidos compartidos por internet, así que es una cuestión técnica de la peli en 3D que vi y no parece que sea defecto técnico más que de ese formato, así que tendré que volver a verla en formato normal para dar una opinión definitiva a este respecto.
En el aspecto interpretativo, los actores han dado la talla. Me ha gustado sobre todo Rebecca Ferguson, quizás una madre demasiado joven, que más parecía la hermana mayor del protagonista. A pesar de sus 37 años, Rebecca ha mostrado gran madurez, en un papel más que creíble, pero esta actriz puede interpretar papeles más juveniles sin duda, por su belleza y aspecto físico. Creo que le ha dado el punto de dramatismo que el resto de actores no han sabido alcanzar. Me han parecido algo “mecánicos” en general. El joven Thimotée “perdía la vista” en muchas escenas, y eso le ha restado fuerza a su interpretación. Cuando alguien se excede en su concentración, ya no parece todo lo “inteligente” que debería, y esa es la impresión general que me ha dado su personaje. La escena final de esta primera entrega no ha sido “inteligente” y los guionistas se han columpiado bastante, pues teniendo la situación controlada, los protagonistas entregan sus armas y ceden la posición de poder, teniendo como tenían no solo las armas, sino otra más poderosa: sus voces. Un final absurdo si se mira con lógica, y que va en detrimento del actor principal, pues el héroe no parece muy inteligente. Pero me he desviado de lo interpretativo al aspecto creativo del argumento y guión. Eso es algo más delicado que paso a continuación a analizar.
Del mismo modo que la película Ben Hur del 2016 se tuvo que comparar con la interpretada por Charlton Heston en 1959, resulta inevitable comparar Dune 2021 con Dune 1984 de David Lynch. Las generaciones que no vieron esta película y quizás si leído la novela, habrán quedado más que satisfechos con esta versión de Villeneuve, pero ya no tanto los que vimos la de David y conocemos algo el periplo “Dune” hasta que llegó a la gran pantalla. A rasgos generales también me decanto por la versión anterior, quizás porque mi concepto de “Cine” sigue más una estela clásica, con elementos insustituibles, que ahora quizás son menos importantes. Quizás en un aspecto serán muy parecidas: en la Taquilla, ya que la de Lynch fue un fracaso, estrenada en un mal momento, y esta de ahora costó la friolera de 165 millones, una cantidad difícil de recuperar y en un momento COVID-19, de menores recaudaciones, a pesar de sufrir un largo retraso para su estreno por más de un año, precisamente por eso.
Lo primero que dijo Denis Villeneuve es que haría una película Dune ciñéndose a la novela de 1965 y olvidando la versión de Lynch. Ya os digo yo que mintió. Los pocos elementos usados en esta versión copian los usados por Lynch. Además, me ha parecido innecesario el alargue del largometraje hasta las cinco horas. Me ha parecido que en la versión de Lynch cualquier espectador fue consciente del “juego de tronos” entre el Emperador y la Nobleza, así que algo “pesadito” me pareció cada puesta en escena en la versión de Villeneuve. Por otra parte, las tropas eran de élite, y una sola traición del médico fue suficiente para que las derrotaran, en una mezcla de espadas en el cuerpo a cuerpo y cañones de alta tecnología por otra, de lo más absurdo en el aspecto bélico, cuando era de esperar una mayor resistencia y batallas a gran escala que no ocurrieron (o se obviaron). Eché de menos alguna tras ver las paradas militares tan espectaculares. Espero que en la segunda parte haya alguna. Lynch también mejoró esta trama con una “traición a gran escala”. Pero no quiero alargarme en las similitudes porque son numerosas. Mejor veamos las diferencias, que termino antes.
Las principales diferencias entre ambas películas son la fotografía, obviamente los actores y la música. Reconozco que la música que Hans Zimmer adapta a la nueva Dune está muy bien realizada, aunque sobrepasa el límite “dramático”, es decir, cuando algo se vuelve tan repetitivo puede poner algo nervioso al espectador. Creo que en muchas escenas se debió prescindir de la música para que los actores exhibieran sus dotes y que no marcase durante toda la película el ritmo frenético al drama, con subidas de audio estrepitosas cuando no ocurre nada significativo en la escena. La fotografía marca evidentemente la diferencia mayor entre ambas películas. Lynch recurrió a una amalgama infinita de colores, sin olvidar, o mejor dicho, centrando luz y ocres cuando rodó las escenas del desierto. Trajes de gala vistosos y coloridos, además en consonancia con los decorados que se exhibieron. Hasta la puesta en escena de los batallones son vistosos. En cambio, Villeneuve opta por la monocromía de su tono sepia durante toda la película, con unos personajes tristes, combinando el negro y los grises con el ocre, que apenas dejan apreciar los detalles en sus trajes y vestidos. La luz es inexistente, siempre filtrada como en la campiña inglesa, a pesar de suceder la mayor parte en un desierto, y los decorados están vacíos, oscuros y gélidos. Supongo que es en este aspecto cuando el director se convenció de que su versión sería distinta a la de Lynch, ya que lo demás lo copia.
Por último nos queda el elenco de actores, la interpretación en definitiva. Villeneuve eligió un buen elenco y apostó por un Paul “distinto”, más juvenil y con menos físico que el resto, con algunos actores ya consagrados que enriquecen la obra, como Brolin, Bardem, Momoa, Isaac, etc. Los papeles femeninos también están acertados, con Ferguson, la joven Zendaya y Rampling. Pero qué queréis que os diga, ya el protagonista de Lynch no tiene ni comparación, pues Kyle MacLachlan “nació” para este papel: llena la pantalla y transmite las emociones del universo vivido en la película, algo que Timothée Chalamet, por desgracia, no consigue. El elenco de Lynch es de lo más espectacular: Max von Sydow, Kyle MacLachlan, Francesca Annis, Sting, Linda Hunt, José Ferrer, Sean Young, Patrick Stewart, Silvana Mangano, el mismo David Lynch y un largo etc. Nadie se explica el fracaso de este proyecto, para mi una de las mejores películas de Ciencia Ficción y Fantasía de todos los tiempos, a la altura de Blade Runner y las sagas Star Wars y Star Trek.
En cuanto a la tecnología y Fantasía en general que Villeneuve exhibe en su film, destacan las grandes naves y estructuras, así como un “tóptero” muy original, aunque no es una idea tal pues ya aparecen en otras películas. Estos tóptero y ornitóptero, son aparatos de vuelo de despegue y aterrizaje vertical con alas móviles, similares a las libélulas de la naturaleza, pero me chocó su instrumentación analógica, a pesar de que los pilotos manejaban tablets. En fin, su razón tendrá. Supongo que cuando Villeneuve dijo que se ceñiría a la novela original, no encontró más elementos que los usados por Lynch que, a su vez, se basó en la impresionante obra de fantasía de Jodorowsky, cuyo proyecto debió llevarse a la pantalla, teniéndonos que conformar con la “versión resumida” de Lynch, de la que nunca renegaré.
Para finalizar, queda mi valoración de este Dune 2021, muy condicionada por una mala tecnología 3D, no sé si por culpa de la sala de proyección, o porque no es en sí una película en 3D. Voto un 6.7 sobre 10, intentando evitar comparaciones y siendo lo más neutral posible, porque si la comparo, la nota sería sensiblemente inferior, dado el presupuesto de esta superproducción. Espero que en la segunda entrega aumente la estima por este proyecto de Villeneuve.