España quiere recuperar la hegemonía en el mar, y eso pasa por construir los mejores buques de guerra del mundo, como hizo desde 1480 hasta 1815 al menos, más de tres siglos cuando dominó los océanos del planeta.
Para acometer esta tarea imposible, por la magnitud de las flotas de las grandes potencias, no queda más remedio que “repetir” la fórmula que durante esos siglos de dominio resultó más satisfactoria: los avances tecnológicos. España siempre estuvo un paso más adelante que el resto de las potencias europeas. Británicos, franceses e incluso holandeses, llegaron a botar más cantidad de buques en diversos momentos de la historia, pero incluso con superioridad, se mostraron ineficaces al poder, sobre todo del galeón de guerra, buque temible que, una sola unidad, era capaz de bombardear Estambul sin encontrar resistencia eficaz, como hizo en varias ocasiones a finales del siglo XVI y principios del XVII.
Otro ejemplo lo encontramos en las tres grandes batallas por el dominio de los mares de Extremo Oriente contra los holandeses, que incluso con una superioridad de 4 a 1 se vieron incapaces de batir a los poderosos galeones, allá a mediados del siglo XVII. Esa fórmula de enfrentarse a los rivales en inferioridad y ganar se repitió en la mayoría de las batallas navales entre galeones, desde la primera en 1580, muy cerca de las islas Azores. Lo fundamental a tener en cuenta es la propia experiencia de Navegación, y España tiene desde el siglo XV la mejor escuela de navegación del mundo. Siempre os hablarán de si tal armada “copió” a los ingleses u holandeses, pero todos omiten que los mejores marinos de las mejores armadas del mundo estudiaron en la Academia Naval Española, muchos siglos ubicada en Cádiz, siguiendo los tratados náuticos españoles escritos por los grandes marinos, como Pedro García Fernández (1485), Fernández de Enciso (siglo XVI), García de Céspedes (siglo XVII), o almirantes como Jorge Juan y Santacilia o Gravina, cuyos tratados e innovaciones durante el siglo XVIII, el primero en la construcción de buques y el segundo en las maniobras de guerra en el mar, se constituyeron en los libros de consulta para los marinos de todo el mundo. Aunque solamente os he nombrado a algunos de los más importantes.
De aquella época de innovaciones data la actual industria naval española Navantia (fundada en 1717), una empresa que se ha mantenido con mayor o menor capacidad, pero siempre con unos ingenieros y operarios de primera, a los que solamente les ha frenado sus proyectos los elevados presupuestos que se dedican. No viene al caso repasar dichos proyectos que no se comenzaron siquiera, y quedaron en un cajón olvidados (caso del primer submarino de guerra), como un modelo de portaaeronaves revolucionario hace una década, pero vistos los compromisos de España con la OTAN y lo insuficiente de nuestra Armada, el Gobierno de España no tuvo más remedio que financiar “ajustadamente” algunos proyectos, los más eficaces en cuanto a relación “precio-calidad”, desde hace dos décadas.
En 2013 se dio de baja (por orden del entonces Presidente Mariano Rajoy) el portaviones Príncipe de Asturias. El buque insignia situaba la flota española en un “honroso”14º lugar en el mundo, pero su desmantelamiento nos situó en 17º lugar en poderío naval, el más bajo de la Historia. Curiosamente, muchas flotas que nos preceden ahora, se han abastecido de buques de construcción española. Ahora mismo no se poseen buques de guerra del tipo destructor, corbeta ni crucero, pero para el 2030 se pretende cambiar radicalmente el aspecto y, lo más importante, la estrategia de lo que debe ser una Armada del Tercer Milenio, situando a España entre las diez flotas más poderosas, sin ser de las más numerosas.
De momento, la construcción de los submarinos clase S80 promete 4 unidades operativas para dicha fecha del 2030 y 2 más para una siguiente entrega (quizás, si no se venden, pueden ser 6 los operativos para dicha fecha). Su tecnología es la más avanzada en este momento. Ningún otro país tendrá dicha tecnología subacuática, comparable a la aeroespacial.
Durante los últimos casi siglo y medio los grandes buques de guerra españoles se construían en Inglaterra, salvo contadas ocasiones. En tiempos más recientes nos abasteció Estados Unidos y Alemania, construyendo también en conjunto en astilleros franceses. Pero dichas naves no se solían equipar por completo hasta llegar a nuestros astilleros, donde se terminaban de armar (supuesto “secreto militar”). Pero si se adquiría un lanzatorpedos en Alemania, el secreto militar era menor, por no decir ninguno. Desde hace dos décadas al menos, la Armada Española tomó la decisión de realizar todo un proyecto en nuestros astilleros y, aunque se siguen adquiriendo partes o componentes para armamento, la tecnología e incluso bastantes armamentos se fabrican en España. Con el S80, por ejemplo, más de cuatro países fabrican algunos de sus componentes, a saber, Estados Unidos, Francia y Portugal, suministrando tubos lanzatorpedos y silos para misiles convencionales de distintos calibres Reino Unido y Alemania. Pero ninguno de estos países está ahora mismo preparado para construir por sí solo un submarino superior al S80. Para el 2030 se pretende que estén operativos dos buques BAM-IS de apoyo a estos submarinos de última generación, también construidos por Navantia. El primero está en construcción.
Para la superficie, y para acompañar al buque insignia LHD “Juan Carlos I”, el buque de guerra más grande fabricado en España, se apostó por construir poderosas fragatas muy bien armadas. Navegan tan bien y su armamento es tan sofisticado, que nuestros astilleros tienen lista de espera de nueve países interesados en ellas. Actualmente están operativas 11 unidades, con modelos construidos en diversas épocas. La clase F100 es la fragata más avanzada y «apetecida» por las demás armadas. Se construye desde 1997 y rearmadas sus primeras unidades con tecnología renovada. Existen 5 operativas, con la Cristóbal Colón F105 como la última incorporada en el año 2012.
Para sustituir a las fragatas anteriores a las F100 y de diseño estadounidense, se está desarrollando la clase F110, con una primera unidad que se comenzó a construir en abril del 2022 que se botará entorno al 2025. Podrá seguirse un «gemelo digital» e incorporarán impresoras en 3D para sustitución de piezas dañadas. Se prevé la construcción de 5 fragatas que entrarán en servicio desde el 2028 hasta el 2032. Estarán provistas de los sistemas de combate más sofisticados, incluido el SCOMBA, una especie de «unificador» electrónico para detectar y responder con inmediatez a las amenazas provenientes desde cualquier medio.
Buques menores: 2 Buques de asalto anfibios clase L50, 11 patrulleros, 6 contra minas, más de 12 auxiliares de distintos tipos, 2 submarinos clase Galerna, etc, la flota de guerra española supera las 40 unidades navales. Pero debemos seguir sumando, por ejemplo el apoyo aéreo, pues distintos modelos, aparte del buque insignia, vienen provistos de plataformas para helicópteros o cazas de despegue vertical. Tampoco hay que olvidar los drones, desarrollados también en España y que tendrán protagonismo en un futuro inmediato.
Todo apunta a que los Harriers serán sustituidos por los F-35B estadounidenses, pues son los únicos aparatos de despegue vertical de última generación en el mercado. Airbus España fabricará 4 unidades del C-295 MPA/ASW para la guerra antisubmarina desde el aire, también dotados con lo más avanzado electrónicamente.
Proyectos conjuntos casi cerrados son el de sustitución de los grandes patrulleros por corbetas de guerra de casi 100 mts de eslora. Es un proyecto europeo entre España, Francia, Grecia e Italia para una nave multifunción con lo último en tecnología y armamento. Para el 2030 España quiere tener 4 unidades operativas.
Pero la estrella de la Armada Española, si es que llega a construirse y motivo de este post, es el proyecto de nuevo destructor SMART 8000, una nave “invisible”, poderosamente armada, veloz y maniobrable, que sin duda situaría a España entre las flotas más temibles del mundo. Pero su coste resulta por ahora inalcanzable, del mismo modo que fue el proyecto de fragata SMART 4000, de diseño similar. El nuevo destructor mediría +-160 mts de eslora, con un desplazamiento entre 8.000 y 10.000 toneladas, alcanzaría una velocidad punta de 55,5 kms/h, y sus sistemas de armamento deja a los cruceros y destructores convencionales a la altura del betún. Todo un monstruo de los mares, el galeón de guerra español del futuro. 36 celdas para el lanzamiento vertical de misiles (VLS), además de su multicapacidad para misiones antisubmarinas, antisuperficie y antiaéreas.
Con la incorporación de todas estas unidades a la Armada Española en 2030, que sumarían más de 80 unidades, de las que se irían retirando las más obsoletas, se convertiría en una de las 10 mejores del mundo por poderío tecnológico y armamento. Pero si se construyeran 4 SMART 8000 y se incorporaran un par de submarinos más de clase S80 ya completos para principios de esa década, se podría rivalizar con las potencias de segundo nivel, es decir, restando Estados Unidos y China, que continúan su escalada bélica, aumentando sus flotas y poderío armamentístico a cifras inalcanzables.