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Cuando se intenta estudiar con la mayor objetividad las creaciones filosóficas e ideológicas, no tenemos más remedio que aceptar un “mal final” que se repite a lo largo de la Historia. No ha existido ninguna idea que se haya mantenido intacta cuando pasó al colectivo, es una “ley” inamovible. A eso se le puede llamar Corrupción de los Sistemas, y ha ocurrido con religiones, gobiernos políticos, movimientos filosóficos, etc. ¿Y cómo es posible que ideas tan positivas para el colectivo y que tuvieron tanto éxito en su época no hayan perdurado? Para nuestra sociedad tenemos el ejemplo con el Cristianismo, que ha pasado durante siglos centenares de “reformas”, que marginaron y marginan la idea inicial, de tal modo, que ya nadie recuerda el motivo por el que se creó y siguió, pasando ésta a la ideografía y a la Mitología en forma de rezos y letanías, sin un sentido terrenal y estricto de concebir la doctrina. El esfuerzo por adaptarse a los nuevos tiempos corrompe la idea inicial.
Tenemos al concepto “corrupción” como algo negativo porque lo relacionamos con su faceta destructiva y peyorativa del término. Lo convertimos inmediatamente en sinónimo de robo, traición y falta de valores, cuando su significado es más amplio. Siempre buscando la máxima objetividad, corrupción también significa degradación, decadencia, volver a su estado original y al fin muerte, con su consecuente renacimiento. Si a Elvis Presley se le hubiese ocurrido interpretar una Jota, hablando del mundo de la Música por ejemplo, diríamos que se había corrompido, y también, que traicionó sus valores por los que consiguió su éxito. Probablemente, para la mayoría de fans y analistas, habría terminado su etapa de esplendor y comenzó su decadencia.
La corrupción de todos los sistemas que hemos ido creando a lo largo de la Historia, ha tenido la mayoría duraciones de siglos. Cuando se han sucedido las corrientes religiosas, filosóficas y artísticas, establecer una nueva podía tardar décadas de aceptación. En nuestro tiempo contemporáneo, en cambio, se han sucedido corrientes a decenas en tan sólo un siglo. La velocidad de cada corrupción ha sido casi “automática”, por usar el lenguaje tecnológico, así que contemplamos corrientes que ni siquiera se las reconoce como tales, pasándose a llamar Moda. Las modas se han sucedido tan rápido que, nada más hacerse visibles, se tornaban decadentes. Resulta una cosa curiosa pero que podemos comprobar en el mundo de la ropa, Diseño, Música, etc., y ahora en las Redes Sociales todos los días. A los humanos nos gusta una idea y mañana la contraria, somos corruptos sin remedio. Otra cualidad de la corrupción es que se comporta de forma elíptica: la corrupción navega siempre sobre los mismos temas, regresando al inicial, obviando la memoria histórica por inexistente. Por eso cada centuria es idéntica a la anterior en cuanto a los acontecimientos importantes.
Pensamos que temas tan principales, como fueron la religión y la filosofía, se han mantenido inalterados durante milenios, pero tanto una como la otra, sufrieron modas que contradecían los eslóganes establecidos. No ha habido siglo donde no peligrara lo establecido, pero siempre fue la Fuerza (violencia) la que ha impuesto la corriente “correcta” a seguir. La Inquisición fue un ejemplo claro de lo que digo: se usó de la Fuerza y la Censura para protegerse de las peligrosas modas religiosas que aparecieron durante el siglo XV y XVI principalmente, una “policía” que custodiaba la tradición y que terminó también corrupta, inmiscuyéndose incluso en cuestiones de Estado y en todo el ámbito de la sociedad. No resultó fácil “degradar” a los inquisidores y disolver un órgano que llegó a un poder casi igual al de los reyes, y se tuvo que suplicar la ayuda papal, hasta que la “moda”pasó, más bien tarde. En fin, no vengo aquí a repasar la Historia para demostrar algo tan objetivo y obvio, sino a compartir esa impresión que os comentaba hace un párrafo, la de que estamos tan corruptos, que nada más “funcionar” una corriente, las sucesivas trabas y amoldaciones a lo establecido inmediatamente la hacen prescribir. Durante las dos últimas décadas sólo he leído y escuchado críticas al Sistema, críticas a los temas concretos que nos preocupan, pero ninguna solución, ni por parte de los espectadores ni por parte de dirigentes o promotores. Y cuando he escuchado alguna iniciativa o alternativa coherente, resulta que ya se aplicó en otra etapa de la Historia con poco éxito. Nadamos en un remolino eterno.
Entre el 2013 y 2014 surgieron, sobre todo en Facebook, corrientes políticas y filosóficas de todo tipo. Fue en esta red social donde comenzaron a tirar fuerte Podemos y Vox, dos fuerzas políticas que le deben su haber en gran medida a las Redes Sociales. También le deben a éstas el ensalzamiento de fuerzas políticas y sociales menores, gracias a la reunión “bien moderada” de los grupos, filtrando lo que no interesa que se sepa. Por eso digo ya desde el principio, que nada más surgir un colectivo (un grupo en Facebook o Whatshapp, por decir otro), se corrompe por la censura de sus administradores. Ojo, se debe moderar porque siempre existen “infiltrados”, que pretenden romper la armonía con insultos. Esa es la labor de los moderadores: filtrar los insultos y no las opiniones. En esa época, sobre el 2011, abrí un blog llamado Dilema que planteé como un lugar de opinión para temas sociales. Pero los escándalos de políticos se sucedían casi a diario, la mayoría por malversaciones y apropiaciones de fondos públicos, y el blog se tornó más bien en un lugar de denuncia por todos estos excesos que los políticos estaban cometiendo.
Por esos días entre el 2012 y 2015 se fomentó la “Transparencia”, paralela a un movimiento que surgió llamado «Manos Limpias» y comenzaron a verse en la Página Oficial del Estado datos que siempre se habían mantenido desordenados y difíciles de comprender. Curiosamente, dicha transparencia y Manos Limpias también se corrompieron y duraron dos telediarios. Para conocer los gastos públicos había que recopilar centenares de B.O.E. e intentar descifrar sus contradicciones. Para que mis apreciaciones en Dilema fuesen comprobables intentaba siempre respaldar mis noticias con su correspondiente página del B.O.E., pero con la “transparencia” pactada entre PP y PSOE, ahora era más fácil probar las noticias y excesos que cometía también el Estado, mediante su página oficial. Contribuí a divulgar noticias sorprendentes que se hicieron virales, como el parque móvil de miles de autos blindados que el Estado renueva constantemente, un gasto inútil y que da cuenta de la “fiebre” derrochadora y desconfianza de la clase política.
Con todas estas noticias a los excesos de los políticos publicadas en Dilema, sin pretenderlo, daba rienda suelta a opiniones más radicales e iniciativas que se mantenían como una minoría creciente y que las Redes Sociales iban haciendo visibles con rapidez. En mi afán de contribuir y conocer todas las iniciativas que surgían para cambiar la dirección corrupta de mi país, me incorporé a grupos de Facebook, casi todos surgidos como movimientos tras los atentados en el metro de Madrid. Entre ellos me encontré con Podemos y tuve como amigo a Pablo Iglesias, entonces con unas ideas “despolitizadas”, pues pretendía un cambio social que restara el poder a los políticos mediante medidas sociales y económicas muy atractivas. No eran novedades, sino que mezclaban soluciones fascistas y comunistas en una armonía coherente. Curiosamente las ideas sugeridas me sonaban a las medidas económicas de José Antonio Primo de Rivera y su Falange. Estas ideas “fascistas” son las que crearon los conceptos de Vivienda de Protección, Seguridad Social y Sanidad Pública, por ejemplo, aunque se empeñan los de Izquierdas en decir que son inventos comunistas. Los comunistas ni siquiera inventaron los sindicatos, corporaciones de trabajadores que surgieron y se permiten en sistemas más o menos democráticos. No tienen cabida ni sentido en sistemas totalitarios.
Nada más presentarse a las Elecciones y obtener sus primeros éxitos, Pablo Iglesias cerró su cuenta de Facebook, cortó el contacto con sus “amigos” y nadie sabía cómo afiliarse a esa alternativa de Partido, ni dónde estaba la sede. También se abrió una nueva cuenta de Podemos en las Redes Sociales. Nada más oler el éxito, la élite de este Partido se corrompió, del mismo modo que lo ha hecho Vox y cualquier muerto de hambre que consiga la fama: se endiosan y se corrompen, olvidando sus valores y la idea por la que se crearon. Pongo por ejemplo lo que este líder repitió numerosas veces en sus comentarios de Facebook: “la dirección de este nuevo Partido debe ser elegida por la Asamblea y renovada al menos cada cuatro años. No tiene cabida otra alternativa que la democrática ya en nuestro propio Partido, dar ejemplo, o no tenemos razón de ser”. Cuando consiguieron los primeros escaños, Pablo Iglesias se enfundó la “camisa” de dictador y corrompió la Asamblea autoproclamándose «emperador».
Como curioso de todas estas movidas que pretenden “mejorar” lo establecido, debo decir que de todos los grupos me han expulsado o vetado mis comentarios, no por insultar, por supuesto, sino por cuestionar, intentando siempre la vía del razonamiento, las propuestas que no comprendía. He comentado mi corto periplo de navegación por Podemos, luego llamadas Unidas Podemos (un partido que será sólo de mujeres, entiendo), pero también fracasé en el resto de grupos porque no cabe el eclecticismo en esta sociedad donde debes ser de Derechas o de Izquierdas, conceptos confusos desde hace ya bastantes años.
En fin, el último grupo donde he probado mi lugar ha sido uno muy ambicioso e interesante, porque nunca ha cuajado ninguna iniciativa que reuniera a los Autónomos, una fuerza social indefensa políticamente, sin representantes y que podríamos decir que están separados y compuestos por millones de “Anarquistas” emprendedores. En efecto, podemos englobarnos en esta denominación ya que cada uno se busca la vida como puede, siempre y cuando se desangre frente a la puerta de la Agencia Tributaria. Entré cuando el grupo estaba constituido por más de 190.000 miembros y lo abandoné superados los 200.000 (hace unos días), señal de que su éxito está más que asegurado. Tienen previsto constituirse como partido político para presentarse a las próximas Elecciones. Solamente ver en quién han descargado la voz cantante para el Parlamento, entenderán lo de la «corrupción del Sistema», una improvisada sarta de incongruencias obvias al intento de conseguir un trozo de pastel político.
Cuando entré a este grupo de Partido Autónomos en Facebook, me interesaron algunos comentarios que planteaban nuestros problemas, animaban a votar a favor en las Elecciones y reclamaban más ayuda del Estado, por nuestra condición de desamparo agravado por el COVID-19. La inmensa mayoría de comentarios eran triviales y sin interés, otros tantos repetitivos por el ensalzamiento de los Autónomos, y las veces que me conecté, nunca leí propuestas ni iniciativas que sirvieran de solución a los problemas que nos acucian. Me parece muy bien que se intente jugar al juego político para conseguir derechos y representación parlamentaria, pero ¿solamente hay un candidato disponible, el que aparece en el video explicativo? ¿Quién está detrás de los cargos de Administrador y Moderador en este grupo? Así que pregunté: “¿Qué vamos a hacer ante la inminente subida de la cuota de Autónomo, de la subida del IVA y otros impuestos importantes?”. La pregunta no llegó a publicarse por veto del Administrador, así que me salí porque está demostrado que dicho grupo no es el resultante de Autónomos preocupados por nuestra situación. Es más bien otro grupito de espabilados que les ha sonado la flauta, que pretenden un escaño y vivir del cuento toda su vida, como hacen los políticos al menos estos últimos 40 años. Una y otra vez me encuentro con iniciativas sociales y políticas corruptas nada más surgir y que, paradójicamente, reclaman lo que ellos mismos deniegan por sistema. No tenemos remedio.
En sus más de cinco siglos de existencia, España ha gozado de un puñado de dirigentes realmente comprometidos, quizás nos sobren los dedos de una mano para contarlos, el resto, es decir, durante más de cuatro siglos, hemos navegado desprotegidos y esclavizados por el Sistema. Es obvio pensar que lo que falla es el Sistema, que resulta calcado al anterior de nuestra Constitución, remontándonos a la Edad Media, donde siguen en vigor Privilegios a todos los niveles: regional y particular. Los españoles no le debemos nada a nadie. Somos nosotros los que llegamos al éxito o al fracaso en distintas épocas. Hemos sido capaces de situarnos como 9ª potencia económica del mundo, algo que han destrozado los políticos de los últimos 40 años. No hemos sabido abolir los privilegios, no hemos sabido mejorar el Sistema, y ahora debemos pagar un alto tributo a esa clase ensalzada: los políticos, convertidos ahora y siempre en pequeños napoleones que exprimirán la naranja hasta no quedar una gota.
César Metonio.