Si nuestro estilo de vida sufre una mala definición de base, es decir, llamamos Democracia a un sistema cerrado de Representación Parlamentaria, donde el Pueblo no pinta nada, resulta que vivimos sometidos por completo a los caprichos de una élite política: enriquecida tras su ascenso al Poder y colmada de Privilegios a todos los niveles. De modo que vivimos engañados, al menos los españoles, cuando pasamos de una Dictadura Militar (clasificada bien o mal de fascista, aunque es más preciso llamarla “franquista”), a una Democracia Parlamentaria, diseñada por la misma élite que gobernaba en la Dictadura y corroborada por una Constitución redactada también por personas vinculadas al Régimen Franquista. Por eso no existe en España ya ningún Partido ni corriente fascista o considerada de ultra-derecha (tipo Falange o Fuerza Nueva), porque pronto comprobaron sus militantes que el status qvo en este país no se había modificado en lo sustancial, esto es ni el reparto de las riquezas ni el destino de las recaudaciones de las contribuciones del Pueblo (que no es otro que a las élites dominantes, tanto políticas como mercantiles). Cataluña no es una excepción en este sentido, más bien es una principal interesada, junto a la Comunidad de Madrid, de que esto siga siendo siempre así, con o sin Independencia.
Históricamente hablando, el territorio peninsular ha sufrido brotes independentistas desde que en 1492 Castilla se anexionó el Reino de Granada, y digo “peninsular” porque Portugal ha sido durante muchas épocas un territorio español más. Varias comarcas castellanas, como Valladolid o Toledo (el movimiento comunero) han pretendido independizarse, y si seguimos avanzando en el tiempo, La Islas Baleares, Burgos, Córdoba y otras numerosas zonas, también lo han pretendido. Incluso algunas lo han conseguido por un periodo de tiempo breve, como ocurrió cuando el fenómeno cantonal en Cartagena, los alcoyanos en 1878 por 72 horas, o durante breves horas Cataluña, unos años antes de la Guerra Civil del 36. Absolutamente todos estos brotes independentistas fueron precedidos por malas cosechas, hambrunas, revueltas campesinas o proletarias (más recientes) y disputas económicas entre las clases dominantes, o entre éstas y la Corona. No es un fenómeno nuevo y, como hemos podido comprobar en el magnífico video resumido, no es más que una manipulación política de las masas para eludir los verdaderos problemas, siempre derivados de la economía.
Cataluña es precisamente la Comunidad Autónoma (si, paradójicamente tiene un Gobierno propio aceptado como Región reconocida en la Unión Europea), donde la corrupción política duplica en número de investigados, con 303 casos y 29 políticos y testaferros condenados y encarcelados (según Europa Press y El Mundo) a la siguiente Comunidad que es Andalucía con 153 investigados. En España hay 1378 políticos investigados en los últimos dos años y tan sólo 78 están actualmente en prisión. Eso significa que existen al menos 1300 políticos desesperados, capaces de cualquier cosa por no acabar en prisión y seguir disfrutando de las apropiaciones indebidas de capitales. Nuestro vano consuelo es que al menos se están descubriendo casos y se puede poner nombre a estas personas que han traicionado su juramento como Funcionarios del Estado, pero los políticos no hablan de modificar el sistema de recaudación ni subastas de contratas, por ejemplo, para remediar tanto fraude fiscal, que alcanza los 87.000 millones de euros al año.
Si a esto sumamos que Cataluña ha pasado de un Presupuesto de 25.000 millones de euros en 2015 a 8.500 millones en 2017, comprobamos que la crisis económica sufrida por el resto de españoles desde el 2008, les llega a ellos ahora con retardo, recibiéndola con pataletas como niños pequeños. Han llegado a la quiebra técnica, no pueden cubrir el Gasto Público (Sanidad, Pensiones, nóminas, etc). De hecho, el Gobierno de España ya les ha concedido unos cuantos “donativos”. De modo que los políticos catalanes necesitan dos cosas: capear el temporal hasta que se recupere la economía, y evitar una investigación por parte de la Fiscalía del Estado.
El tema del Independentismo les ha venido de perlas para desviar los verdaderos problemas que el Pueblo debe comprobar, a saber: cómo se usan los fondos reunidos de los Impuestos y Contribuciones, los destinados al Gasto Público, etc, dónde está el dinero que falta y qué políticos son corruptos. Pero lo inoportuno no resulta por afectar solamente al territorio catalán, sino que se han convertido en el tema casi exclusivo de los medios de comunicación nacionales, dejando las demás noticias como meras anécdotas, por ejemplo que se haya quemado en Valencia todo el archivo sobre el caso Gurtel. Los políticos catalanes saben que el sistema de Autogobierno sigue un proceso lento pero avalado por la Unión Europea, que es mejorable, pero que protege la identidad regional como a las demás regiones históricas de España. Cada vez adquieren más competencias y no se necesita de ningún referéndum ni consulta para algo que no tiene ningún fundamento jurídico ni apoyo internacional. Lo saben desde el principio, así que me inclino a pensar que la élite política española ha maquinado esta “movida” para desviar la atención hacia una cuestión que ya se estaba volviendo intolerable, “culpable” del despegar de Partidos de “Indignados”, como Podemos (que no pertenecían a la élite política), así que con el punto de mira puesto en el Independentismo, se apaciguarán todas las demás cuestiones, quedando en un segundo plano, para seguir engañándonos como a niños pequeños. Nunca es oportuno que un hermano se quiera separar de nosotros, pero no han podido elegir mejor momento para dejarse engatusar por esta “mafia” que nos tiene sometidos: los políticos.
Sea en Cataluña, Madrid o Comunidad Valenciana, el verdadero problema lo tenemos con la clase política, tal y como se puede comprobar en los últimos 200 años al menos. Es nuestro sistema de Gobierno el que debemos mejorar, restando Poder a nuestros Representantes y creando una verdadera Democracia, libre de privilegios y protegida por leyes justas que emanen de verdaderos problemas cuestionados por el ciudadano y no para la exclusiva protección de las élites dominantes. Siendo así, no importará bajo qué nombre o bandera vivamos. Si se redactara una hipotética Constitución Catalana, ésta se diseñaría por personas mayores de 55 años, herederos de bienes materiales y culturales de un sistema que no respeta los principios básicos de la Democracia, porque viven y vivimos confundidos.
Me ha dado verdadera vergüenza ajena las deplorables manifestaciones de los políticos independentistas de Barcelona, que han dirigido sus tentáculos hacia el deporte y hacia actos de honor a las víctimas de los atentados en las Ramblas y Cambrils. Cuando se silba a alguien que viene a rendir honores, se le sitúa al nivel del asesino. Si nos basamos en el fundamento histórico, silbaron al Rey y al Conde de Barcelona. Es en este tipo de faltas de respeto donde se pierde toda la credibilidad y la confianza del espectador, pues no demuestran en absoluto -dichos independentistas- ese nivel “educativo” del que hablan las estadísticas, como Comunidad Autónoma con mejores notas, más matrículas universitarias y mayor número de lectores de libros. No puedo creer que una sociedad culta se deje manipular de tal manera por políticos corruptos (que me perdonen los que no lo son pero son cómplices de lo que hacen sus colegas). Por otro lado, fui un asiduo de la TV3 durante años, años que criticaban el “centralismo” de Madrid, e hipócritamente lo centraban todo en su Barça, dejando de lado a los demás equipos catalanes, destinando las retransmisiones a canales secundarios, rozando en numerosas ocasiones el fomento del «odio por lo ajeno» en general. Resulta un proceso que se desarrolla sin un sentido objetivo del entorno (inconscientemente, simplemente alabando sólo lo tuyo) y que termina por excluir, definición perfecta y paradójicamente, del Nacionalismo-Fascista que se supone, se intentaba erradicar desde el fin de la Dictadura. ¿Qué se gana cambiando de amo? Lo importante es que consigamos la verdadera Libertad, y dejemos las banderas y las ilusiones de los políticos expuestas en la ONU.
La Democracia fracasó en el mundo Antiguo por dos cosas: la Guerra y la Esclavitud. Pero sabiendo que realmente vivimos un status “NO DEMOCRÁTICO”, y con la experiencia vivida en otros países donde se han servido del mismo modus operandum que intentan ahora los políticos catalanes, me veo forzado moralmente a recordar porqué nunca sería justa una Independencia de una región española, sea cual fuere, con el sistema de urnas (consulta) que pretenden el próximo 1 de octubre.
En primer lugar, los partidos independentistas catalanes, los candidatos del SI, a pesar de no ser mayoría, ni siquiera en el Parlament Catalá, son los que organizan la Consulta porque gobiernan gracias a la Ley de Partidos, una Ley “española”. Sus militantes y partidarios, serán los que acudirán a la cita electoral, ya que al ser declarada como ilegal, las personas con un mínimo de sentido no acudirán. Así que los demás partidos políticos, aunque en conjunto pueden suponer un mayor número de votos, serán computados como abstenciones. Debo recordar que es precisamente la actual Ley de Partidos la que permite gobernar a fuerzas políticas “por encima de sus resultados electorales”, y eso es lo que permite en Cataluña un acuerdo de Gobierno con cariz independentista, ya que socialistas, PP, Podemos y demás fuerzas –incompatibles ideológicamente sobre el papel- no han querido unirse en contra de esta “ilegalidad”. En cambio, los independentistas, sobre el papel “ideológicamente incompatibles”, sí han decidido unificarse para gobernar, luego vivimos dos grandes falsedades: un sistema que realmente no es democrático y fuerzas políticas, que están enfrentadas teóricamente, gobernando a lo “Maquiavelo” (el fin justifica los medios).
La última lectura que hago de todo esto viene de la corrupción política, para mí el verdadero problema a erradicar. Nunca antes en Cataluña hubo tanta gente partidaria de la Independencia, porque los políticos han sabido convencerles de que sus problemas vienen del resto de España. Ya de por sí es un absurdo, pero 40 años predicando son muchos y las personas ya están fanatizadas. Sólo hay que recordar lo ocurrido en el homenaje a las víctimas para darse cuenta. También es cierto que nunca antes hubo tantos habitantes en Cataluña, hecho que dispara el número de manifestantes por las calles. De ganar el SI en una Consulta, sea legal o no, le daría el pretexto a los políticos catalanes a rebelarse contra su país. Serían “ilegalizados” a su vez todos los partidos políticos nacionales, como es obvio, y sólo podrían acudir a Referéndum partidos políticos declarados como “catalanes”. Casi 4 millones de catalanes se quedarían sin Representación en el Parlament. Curioso. En fín, se reclamaría al Estado Español la puesta en libertad de los presos políticos catalanes, aunque sus delitos sean fiscales y no políticos, y se dejaría de investigar a los 303 políticos que se supone han malversado fondos de Cataluña. Ese es el verdadero motivo de las prisas que tienen los políticos catalanes por una emancipación: el dinero, a todos los niveles. Se volverían “honorables” a todos los que se ha investigado y a los que se ha probado su culpabilidad, porque dirán que han “robado a España”. Quizás en otro entorno político, de prosperidad, de planteamientos razonados, Cataluña sería escuchada con otros oídos, pero siendo así: teniendo Estatuto de Autonomía propio, con cada vez más competencias, con ayudas sucesivas de los Fondos Regionales Europeos (tres importantes en diversos años por ser “Mejor Región Emprendedora”), sin querer meterme en el tema socio-cultural, donde resulta ya demasiado extenso, me parece muy inoportuno que los catalanes insistan en sus pretensiones, pues les hacen un grandísimo favor a los políticos corruptos y a los políticos en general, que nos manejan a su antojo y sirviéndose de un sistema pseudo-democrático.
César Metonio