Bocairent (Bocairente) es un pequeño pueblo con algo menos de 4.000 habitantes, situado al extremo sur de la provincia de Valencia. Si la zona de la Sierra de Mariola se caracteriza por los curiosos asentamientos humanos sobre cumbres estratégicas, la mayoría íberos, podemos observar en esta localidad el máximo exponente de la arquitectura montañesa, a medio camino entre las construcciones rupestres y exteriores, completando desde la Edad Media otras de gran mérito, aprovechando los accidentes del terreno hasta límites asombrosos. Hoy en día podemos contemplar mucho patrimonio antiguo gracias a esta peculiaridad, ya que se excavaban las estructuras en la roca viva, para completarse posteriormente con otras anexas, bien para ampliar las originales o porque así se hubo ideado para el aprovechamiento máximo de su abrupta superficie.
Resulta fascinante contemplar la Plaza de Toros, excavada pacientemente en la roca, terminada en 1845, siendo la más antigua de la Comunidad Valenciana, tal y como se realizaba hace más de 2.000 años por la cultura greco-romana con sus anfiteatros. El Alt de Mariola (1.158 msnm) y el Xar (1.093 msnm) son las cumbres más altas del entorno, pero además otras cuatro rondan los 1.000 msnm, configurando una orografía abrupta, centrado por un pequeño valle ondulado. Al que guste del senderismo resulta sin duda un paraje de lo más atractivo, lleno de rincones tapados por altas arboledas y mucha maleza silvestre, arbustos y carrascas que sólo en esta sierra se pueden encontrar, típico bosque mediterráneo autóctono que ahora forma un Parque Protegido, uno de los más singulares de España por su riqueza medioambiental y arqueológica, por sus cuevas y abrigos con pinturas rupestres Patrimonio de la Humanidad, numerosos restos del Paleolítico, Neolítico y asentamientos íberos que se abandonaron cuando Roma trajo su famosa “Pax Romana”.
De un pequeño núcleo, quizás una aldea, surgió la Bekirent musulmana, que sería embellecida sobre todo cuando formó parte de la taifa de Dénia. De esa época (siglos X y XI) proceden las Covetes dels Moros, unas construcciones excavadas en la roca, en una pared vertical, por la que asoman unas cincuenta ventanas y un acceso que se llega con escalera y cuyo uso todavía no está esclarecido del todo. Es lógico que de tanto resto del pasado surjan decenas de leyendas, pues ya sólo Mariola es en si un misterio y leyenda viva. También de esta época subsiste la Torre de Mariola, declarada como Bien de Interés Cultural, observable en lo alto de la cumbre más alta. Caminar por el centro histórico de la localidad te remonta a los tiempos medievales, ya que conserva su antiguo trazado de callejas sin orden aparente.
La ermita de San Juan se erigió sobre una mezquita, así que esa fue la primera construcción que recomenzaba nuestra era cristiana y terminaba la musulmana en la segunda mitad del siglo XIII. Posteriormente se fueron edificando nuevas ermitas (actuamente tres), hasta que en 1516 se levantara la Parroquia de estilo gótico de la Virgen de la Asunción, que guarda obras de los artistas Juan de Juanes, José Segrelles y Joaquín Sorolla nada menos. Solamente para ver estas obras merece la pena una visita. Posee una pila bautismal y una cruz procesional del siglo XV. Otro patrimonio impresionante es su Monasterio Rupestre. Se trata de una construcción del siglo XVI con casi 50 m2 excavados en el subsuelo, al que más tarde se le fueron anexionando dos conventos de clausura. Conozco el lugar ya que mi tía Guadalupe Ferrando fue la Madre Priora del Convento durante más de medio siglo, hasta que falleció a finales del siglo XX a una edad muy longeva. De pequeños podíamos entrar (la familia) a muchas dependencias cerradas al público y era una maravilla en todos los aspectos. Os comparto una fotografía familiar (en la Galería al final del post) para que conozcáis a esta Santa Mujer.
La Cava de San Blai está datada en el siglo XVII y está situada al Norte del Casco Antiguo. Se trata de un pozo construido para “guardar” la nieve y es típico de toda la zona de la Sierra de Mariola. Se han conservado algunas de estas cavas de gran valor cultural e histórico, pues se usaban hasta bien entrado el siglo XX y responde a la costumbre heladera de estas tierras desde la más remota Antigüedad. Para contemplar los periodos de tiempo qué mejor que una visita a su Museo Arqueológico, y si queremos conocer su Fiesta de Moros y Cristianos, también podemos visitar su Museo del Fester.
Las Fiestas de San Blas se celebran a partir del primer sábado de Febrero y otras señaladas son las de San Agustín, que se celebran del 22 al 28 de agosto al son de los bailes y música tradicionales, un magnífico momento para conocer el pueblo, su cultura y gastronomía, preparada toda con un excelente aceite de oliva, platos que combinan la cocina típica de la provincia de Valencia con la del Norte de Alicante (l´Alcoiá y del Comtat).
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