El equipo de www.qvo.es ofrece su más sentido pésame por las víctimas del COVID-19 a las familias, por eso muestra desde el inicio de esta terrible Pandemia un lazo negro en todos sus post.
El Homo Denisovano es una especie poco conocida por falta de esqueletos completos y que se ha estudiado por menos de una decena de fósiles hallados en esa área delimitada de Siberia que rodea Denísova, unas cuevas localizadas en el macizo de Altái. Los restos, aunque resultan insuficientes para una reconstrucción física de la especie, han permitido en cambio un completo análisis de su genoma, dato que puede situar a esta especie en relación con otras de homínidos y conocer cuándo interactuaron entre ellas.
Para hacernos una idea cronológica, los expertos sitúan entre hace 550.000 años y 750.000 el ancestro común a las especies Neandertal, Sapiens Moderno y Denisovano. En un periodo indeterminado de este amplio espacio temporal, el Sapiens se desarrolló de manera independiente creando su propia estirpe. Entre hace 380.000 y 473.000 años, de la rama Neardental surgió el Denisovano para también desarrollar su propia estirpe, dato que aporta el estudio del genoma y que confirma un 17-21 % de ascendencia Neandertal en los fósiles encontrados, tras el análisis de su ADN mitocondrial.
La muestra más estudiada ha sido una falange de una niña de siete años, cuando el ADN mitocondrial resulta más “fiable” en el género femenino. Los restos óseos de esta Mujer-X se encontraron en el año 2010 y siguen siendo estudiados por el equipo de Atapuerca y por los laboratorios alemanes del Instituto Max Planck de Antropología.
Ahora bien, tenemos un periodo aproximado de orígenes de cada especie, pero se está demostrando que compartieron espacio y tiempo a lo largo de decenas de miles de años y que se produjeron hibridaciones más que esporádicamente. Esto significa que los Homo Sapiens modernos podemos compartir rasgos genéticos con los Neandertales y también un poco con Denisovanos. Si provenimos las tres especies de un ancestro común africano, debemos sumar las subespecies o especies nuevas que, hasta ahora en número de tres, se han descubierto al Oeste del continente africano. El Homo Naledi se ha encontrado en Sudáfrica (sobre el 2013, un cráneo casi completo llamado “NEO”) y vivió entre hace 235.000 y 335.000 años y su capacidad craneal era un tercio de la del Hombre Moderno.
El Homo Denisovano se extinguió más o menos al tiempo que el Neandertal, hace entre 30.000 y 40.000 años (edad de los fósiles denisovanos más recientes encontrados). Pero para liar todavía más la cosa, se han hallado en las mismas cuevas restos fósiles mucho más antiguos y que parecen de una especie aún por determinar. Se cree que los Homo Erectus que migraron desde África, pudieron continuar su desarrollo en paralelo al resto de subespecies, es decir que el antecesor de todos continuó “puro” durante miles de años hasta que se extinguió. Este erectus ahora euroasiático, a su vez, evolucionaría en especie propia, creándose una mayor cantidad asiática encontrada en China y otros lugares de Oriente (¿Homo Florensis extinguido hace tan sólo 12.000 años?) y que se acerca en el tiempo al erectus africano más de lo que se suponía en los estudios de esta especie hace pocos años.
Volviendo al Denisovano, se han analizado hasta 8 fósiles de los que algunos se ha podido extraer ADN. No sólo se ha podido determinar la mezcla con el Neardental sino que también posee algo del sapiens moderno, en un porcentaje bajo, pero en algunos momentos se emparejaron con dicha especie. En una comparativa simulada en laboratorio se ha llegado más lejos en las hipótesis. Se ha determinado que la endogamia era de lo más común, y así con los análisis de la falange del pie de Mujer-X, se ha podido conocer que la niña tuvo progenitores emparentados entre si y que algún pariente (primo, tío, progenitor o abuelo) fue Neandertal. Así que hace 40.000 años, en esa zona de Siberia interactuaron al menos dos especies humanas distintas. Y digo “humanas”, porque atrás quedaron las ideas de que Neandertales y otras subespecies eran más parecidas a los orangutanes que a los Sapiens modernos.
¿Fueron los denisovanos capaces de desarrollar cultura? Lo obvio es pensar que si pues interactuaron con Sapiens y Neandertales, que se ha demostrado sobradamente que la desarrollaron. Entonces queda pensar que se extinguieron porque bajaron su población a menos de 64 parejas en algún momento de hace 30.000 años, igual que los Neandertales, desapareciendo de la faz de la Tierra. Con la paranoia general por los virus, cabe la posibilidad de que ambos se extinguieran por alguna epidemia o por alguna causa que los enfermó en grupo, quedando la especie más numerosa en aquel momento, que no era otra que la Sapiens. Pero todavía no existen pruebas forenses indicadoras de alguna enfermedad vírica o hereditaria que demuestre nada al respecto, salvo que los Homo Sapiens poseemos al menos 87 genes diferenciadores y que no poseen las demás subespecies ni especies. Quizás en esa pequeñísima diferencia estriba nuestra supervivencia prehistórica.
Bien, con los pocos restos denisovanos que existen, ahora tiene la ciencia que rescatar todos esos fósiles que no han sabido catalogar y situaban como neandertales o sapiens pero con muchas reservas, ya que no muestran los rasgos claros de ambas especies. Tenemos los ejemplos de los cráneos de Xuchang, Dali, Maba y Jinniushan, por ejemplo, pues son de periodos muy lejanos de la prehistoria, como el último con más de 280 mil años de antigüedad, y que ahora deben comparar con esta nueva especie aparecida. Pero en la cueva de Denísova todavía se pueden hallar restos de esqueletos y, por qué no, alguna otra sorpresa inesperada que nos permita descubrir algo más de nuestro pasado más remoto y fascinante.