El caso que nos ocupa me encanta, pues se trata de un español, de los miles (por no decir millones) que emigraron desde los albores de los tiempos, y destacaron por ser el mejor del mundo en su campo, pero fuera de la España Peninsular. Se llamó Marcelo Cerdán (aunque usó siempre su versión valenciana y francesa del nombre, Marcel), y fue Campeón del Mundo de Boxeo.

Al menos desde 1830 una media de 60.000 alicantinos acudían a la vendimia de Argelia (desde que fue protectorado francés se tienen datos exactos), jornaleros que luego regresaban con los bolsillos más o menos llenos a sus localidades alicantinas de origen, tras unos meses, a veces sólo quince días, de trabajos en los campos, sobre todo los administrados desde Sidi Bel Abbes, una de las ciudades productoras más importantes de cereal y uva del país. La ciudad se encuentra al Noroeste de Argelia, a unos 73 kms al sur de Orán y 433 Kms de la capital Argel. Marcel Cerdán nació en 1916 en la entonces populosa ciudad (hoy en día supera poco más de 212.000 habitantes), y en sus calles se podía comprar y leer perfectamente «el Patuet», un periódico escrito en valenciano (allí llamado como el periódico), ya que gran parte de la ciudad se comunicaba en este idioma, repleto de arabismos más algunos vocablos en castellano y, sobre todo, francés. Si queréis informaros sobre esta curiosidad lingüística clicad aquí

Marcelin Cerdán nació en esa ciudad argelina «por accidente», ya que sus padres, originarios de Aspe (Alicante), se encontraban en época de trabajo en Argelia. Con otros tres hijos, prácticamente renunciaron, desde hacía unos años, a sus regresos anuales a Alicante. Cuatro años después, también por cuestión de trabajo, y gracias al dominio del francés, ya que residieron en la «Pequeña París» (barrio francés) de Sidi Bel Abbes, los llevó a trasladarse y establecerse en la también populosa ciudad marroquí de Casablanca. En esos años ambas ciudades contaban con una población similar, con algo más de 110.000 habitantes, hoy en día Casablanca alcanza casi los 8 millones.

Los españoles de entonces hacían vida en la calle. Ahora también lo quisiéramos, pero nos dejamos gobernar por sociópatas. Marcel era el peque de cuatro hermanos, así que pronto se enseñó a dar mamporros, y a los 8 años ya entrenaba en serio en un gimnasio de su barrio. Se hizo profesional en 1934 con 18 años, y tuvo su primera pelea en Mekinez, cerca de la frontera con el Protectorado Español de Marruecos. Si de 117 peleas como profesional, ganó 114 y 66 de ellas por KO, en unos tiempos cuando el boxeo “no era cosa para cualquiera”, hablamos de todo un talento en el cuadrilátero y un portento físico. Medía 1,69 m y siempre combatió en el peso Medio. Lo tuvo claro desde el principio: Campeonato Francés, cuando se ganó el apodo de “el Bombardero Marroquí”, luego el Europeo y Campeonato del Mundo. Tardó casi 14 años en conseguirlo. Desde que ganó el primer campeonato en Francia, se presentaría con nacionalidad francesa a todos los combates. Sus padres no vieron cumplido el sueño mundalista, ya que la madre falleció en 1942 y su padre en 1946.

Mientras tanto, gozó de una vida sentimental bastante intensa también, pues se le conocieron numerosas amigas. Se casó en 1943 con una española, como él, nacida en territorio francés, Marinette López, con la que tuvo tres hijos, y se le conocieron amantes, sobre todo en el París de la posguerra. La más famosa sería la mismísima Edith Piaf, con la que tuvo un romance apasionado que nadie sabe de su continuidad, pues se truncó de manera accidental e inesperada.

En cuanto a la calidad de su boxeo, Marcel es recordado como un púgil disciplinado y demoledor, sin fisuras, y que solamente otro talento del boxeo, como fue Jake LaMotta, pudo vencerle, nada menos que por el título mundial, que Marcel defendía. Para llegar a dicha defensa, combatió contra el Campeón Tony Zale en 1948, al que ganó en 12 asaltos. Contra LaMotta, un año después, consta su primer KO (nocaut técnico) en contra, aunque realmente fue una retirada por luxación de hombro en el décimo asalto, un 16 de Junio de 1949. Se programó la revancha para el mes de Diciembre del mismo año en Nueva York, pero nunca se celebraría el combate ya que, durante el trayecto en avión, cuando cruzaba las islas Azores, se estrelló por los montes de San Miguel, exactamente en el Pico da Vara, más que probable por fallo mecánico seguido de humano, ya que viajaron de noche desde París a Nueva York, y no se necesitaba sobrevolar dicha isla.

El mundo del Boxeo quedó traumatizado por la pérdida de uno de los mejores boxeadores de la Historia. Su figura se recuerda en el Salón de la Fama de Canastota, Nueva York, donde se rinden honores a los mejores, y no se mordieron la lengua al asegurar que su carrera se truncó en su mejor momento de forma, a los 33 años de edad, con un bagaje profesional impresionante de 117 peleas, con 114 victorias, 66 de ellas por KO y solamente 4 derrotas.

En cuanto a su contacto con España, se sabe que, tras su visita a la Italia de Musolini, justo antes de declararse la Segunda Guerra Mundial, consiguió proclamarse Campeón de Europa del peso Medio en aquel ambiente tan hostil. En plena guerra, en 1942, se enfrentó en París a José Ferrer, un púgil barcelonés que resistió sólo medio asalto. Se cuenta que le pidió al español que “tapase su bandera roja-igualda, pues era como combatir contra su hermano” y que no le agradó nada su saludo fascista brazo en alto (por las consabidas razones de “ocupación”). Quizás todo fuese un simple rumor.

Se concertó la revancha con José Ferrer, pero ya pasada la guerra, para 1946 en la Monumental de Barcelona, esta vez sí, Ferrer aguantó cuatro asaltos, y el Campeón confesó que «nadie le había pegado tan duro». Marcel aprovechó para viajar a Aspe y conocer a su familia, pero no se conocen los detalles. Tuvo claro que eligió París como su residencia y pensaba unirse sentimentalmente a Edith Piaf, una relación que comenzó (en serio) en 1947, y vivir con ella en Nueva York, según declararon sus íntimos. Es más que probable que la conociera en el París ocupado de las tabernas y la nocturnidad de mediados de los 1940s. De manera que, nunca se sabrá, pero lo más lógico es pensar en una pareja que hubiese vivido a lomos de las dos grandes ciudades, y que Marcel se sintió más francés que otra cosa, pues allá consiguió la fama y las mayores bolsas. De hecho, en 1995 se trasladaron sus restos a Francia desde Marruecos, tal y como pidieron sus familiares, asegurando que fue voluntad del púgil el ser enterrado en suelo francés, algo que dudo, por lo prematura e inesperada que fue su desaparición.

Curioso resultado para una persona nacida en Argelia y que vivió toda su juventud en Marruecos. Este año 2024 se cumple el 75 Aniversario de su fallecimiento, el de un gran Campeón Mundial con una identidad nacional muy particular, pero que se ha dado en numerosas ocasiones con artistas, intelectuales y deportistas españoles de todos los tiempos.

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