Hace una década nos dejaba Donna Hightower (1926-2013), una de las voces femeninas más bellas de todos los tiempos. Tuve la suerte, siendo un chaval, de ver y escuchar un espectáculo protagonizado por ella en mi ciudad natal, Alcoy, en el desaparecido Teatro Circo (también conocido como «el Trabajo», inaugurado en 1903 y abandonado en 1985), allá por los primeros años de los 1980s, sin instrumentos ni megafonía, como voz dominante en un coro de puro Gospel, y me dejó profundamente impresionado, a pesar de que ese estilo de música no me transmitía un gran sentimiento.
Cuando vi el cartel de esta diva del Soul y del Jazz no lo podía creer. Lo primero que me pregunté fue qué hacía esta grande estadounidense de gira por la “España profunda”, por una ciudad pequeña que apenas venía en algunos mapas, una mujer que acostumbraba a llenar escenarios como el Madison Square Garden de Nueva York, y otros escenarios de Chicago o Los Angeles, el Carnavy Hall de Londres y también en París, para ofrecer entonces espectáculo religioso en una ciudad que empezaba a abandonar su más de una decena de teatros, cines, discotecas y las salas para conciertos, que se repartían por el municipio en cantidades desproporcionadas por su número de habitantes, pues apenas llegaba a los 80.000 habitantes (hoy en día ronda los 60.000).
Encontré la explicación cuando indagué un poco en la biografía de esta gran cantante solista. Nacida en Caruthersville, Misuri, el Día de los Inocentes del año 1926, su familia se trasladó siendo ella muy niña a Los Ángeles, donde tuvo la posibilidad de conocer y escuchar a grandes músicos de Jazz y del entonces incipiente Rhythm and Blues en la década de los 1940s, siendo su modelo a seguir la cantante Dinah Washington, dos años mayor que ella y que intentaba escuchar cada vez que visitaba la iglesia baptista que solía frecuentar en Los Ángeles. De manera que el Gospel fue siempre el estilo que Donna dominó y cantó durante su vida. Siempre se la relacionó con el Jazz o con cualquier estilo concreto, pero ella siempre acabó interpretando Gospel.
Aunque cantó ya desde adolescente, y conoció en Los Ángeles a cantantes y músicos famosos, en su biografía oficial no consta como cantante profesional hasta el año 1958, algo que no encuentro lógico, a menos que su carrera estuviese ligada 100 % al coro de la iglesia, algo que tampoco consta. Existe una laguna muy profunda en su origen y en aquellos primeros años de su vida. Tampoco se le conoce más pareja que el español Danny Daniel, a pesar de haber frecuentado la compañía de numerosos famosos.
Se ganó la vida lavando platos y cocinando en un restaurante de Chicago, donde fue descubierta por Bob Tillman, reportero del Chicago Defender, quien le consiguió un contrato para cantar en el hotel Strand, donde se presentó como Little Donna Hightower. En 1951 graba su primer single con Decca y siguió publicando algunos singles durante la década de los 50’s en el sello RPM Records. A finales de la década se traslada a Nueva York donde trabaja en una editorial musical. Por azares del destino, y gracias a una maqueta que había grabado, David Cavanaugh la ficha en 1958 para el sello Capitol donde publica varios álbumes.
A comienzos de los años 60’s se marcha a Europa con la orquesta de Quincy Jones y The Platters. Viajó por Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Suecia, y se estableció temporalmente en Francia. A España llegó para cantar en la base militar de Torrejón de Ardoz y terminó con un contrato para actuar en el Whisky & Jazz Club de Madrid, ciudad donde se instala en 1969. Fue acompañada por grandes figuras del jazz español como Tete Montoliú, Pedro Iturralde y Horacio Icasto.
En 1970 participa en la XXII Edición del Festival de Benidorm junto al dúo Joe-Luis (formado por José Manuel Fernández Ramírez -Joe- y José Luis García Gutiérrez -Luis-), alzándose con el primer premio con el tema «Tus Manos».
En 1971, ganó el III Festival de la Canción de la Costa del Sol de la mano de Danny Daniel, con quien co-escribió «If You Hold My Hand», la canción ganadora y primera de una larga lista de éxitos que harán que Donna Hightower se aparte del jazz y se convierta en una de las voces y rostros más entrañables y queridos de la década…
Publicado su quinto álbum, termina contrato con Discos Columbia y la figura de Donna se relacionará a partir de ahora, más con el jazz que con cualquier otro estilo musical. Donna siempre se consideró esencialmente una cantante de jazz y era el momento de ejercer como tal. Sus grabaciones también comenzarán a ser ahora más escasas.
En Europa, concretamente en Alemania, donde disfrutaba de una gran admiración por parte del público, grabó un par de singles: «Help The Children» (1978, Polydor 20 42 006) y «For Every Child A Tree» (1979, Philips 6832 173).
En la década de los 80’s, debido a una profunda inmersión en la vida religiosa, que fue cuando presencié su espectáculo de Gospel en Alcoy, volvió a publicar un nuevo e interesante trabajo titulado «PRIMA DONNA» (1985, Master-Vision AVLP-8518), grabado en los Estudios de Albert Moraleda con grandes músicos del jazz catalán, y que recopilaba una serie de clásicos del gospel y de la música religiosa. Sin embargo, nunca dejó de hacer lo que más le gustaba: cantar jazz. En 1987 participó en el prestigioso XI Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz con un tremendo éxito, actuación que se pudo ver en el inolvidable programa de TVE «Jazz entre Amigos».
En 1989 publica un nuevo disco en directo de temática religiosa, patrocinado por el Ajuntament de Palma, junto a diferentes corales de la isla: «DONNA HIGHTOWER & CORALS DE MALLORCA EN DIRECTE A LA CATEDRAL DE PALMA» (1989, Blau D 502).
En la década de los 90’s vuelve definitivamente a los Estados Unidos y se establece en Austin, Texas, donde continuaría siendo un miembro activo de la iglesia baptista.
En el verano de 2006 vuelve a España para participar en el Festival de Jazz «Via Jazz» de Collado-Villalba en Madrid. Esta última actuación en nuestro país se registró y publicó en CD por RTVE Música en su serie «Jazz en España».
«Donna, nuestra Donna, lo quieran o no, es ya parte imborrable de nuestro panorama musical de las dos últimas décadas. Es una de las más aventajadas cantantes de jazz que hemos tenido la suerte de tener aquí en casa, para nuestro mayor placer. Que los viejos puristas no tuerzan el gesto. Donna, ya lo sabemos, ha cantado no solamente jazz, ha cantado de todo, pero todo lo hizo bien, muy bien. Profesional hasta la médula, demostró que era ante todo, y por encima de todo, cantante. Afinación impecable, estilo muy personal, swing para dar y tomar, todas las tablas del mundo y un encanto arrollador. Así se llevó con la gorra, todos los premios de todos los festivales a los que se presentó, pero famosa y cotizada en muchos países europeos, Donna es también para los que la conocemos de cerca, una persona entrañable que derrocha simpatía con todos y que, además, está provista de un buen humor y una gracia envidiables.» (Juan Claudio Cifuentes, «Jazz entre Amigos»).
Gran parte de la biografía proviene de https://ibervinilo.es/artistas/donna-hightower/