El estilo Vintage es un toque del pasado fusionado con el presente. Por ejemplo, un porta-retratos del siglo XIX que muestre una foto actual. En plan minimalista, el estilo recurre casi siempre a soportes metálicos muy sencillos y lineales para envolver objetos antiguos decorativos y, a menudo funcionales, como portalámparas, servilleteros, cestas de mimbre, baúles antiguos restaurados y numerosos objetos “recuperados” de los viejos trasteros para darles vida de nuevo. Si se tiene buen gusto, podemos decorar una estancia de lo más elegante. Te voy a dar algunas recomendaciones para ayudarte a que surja esa idea que te ronda en la cabeza, pues siempre viene bien tener imágenes y una noción mínima de los materiales más comunes.
En estos días estoy decorando dos estancias al estilo Vintage. Primeramente debemos mirar los colores del continente, es decir, suelo, techo y paredes. Un suelo color teca, rústico, resulta ideal para este estilo decorativo, así que en la primera estancia, las posibilidades se brindaban geniales. He elegido un ambiente neutro mezclando embero con blanco para las paredes, dando como resultado un color entre el anaranjado y tierra claro que se conjunta genial con el tono intenso del suelo. Si el tono de las paredes es muy intenso, la mirada nos fijaría hacia el continente, reduciendo el espacio visual. Con un tono más claro, sin ser blanco ni pastel, devolvemos el equilibrio entre el continente y los muebles y objetos. Las maderas y los metales “viejos” quedarán muy atractivos sin destacar demasiado. Los elementos modernos, como la televisión, los portátiles, etc., quedarán perfectamente integrados y conjuntados quedando un ambiente muy elegante y cálido, pero sobre todo, equilibrado visualmente.
En la otra estancia, en cambio, el suelo era más moderno, gres esmaltado de color blanco brillante, así que me brindaba la posibilidad de jugar con un abanico más amplio de colores. Podía dejar en blanco también las paredes y destacar todo el conjunto de objetos y mobiliario en completa armonía. Resulta precioso, pero con cierto aire “anticuado”. Quizás demasiado convencional. Como la clienta quería convertir la estancia en un dormitorio de matrimonio, he optado por pintar la pared donde descansa la cama en un tono gris medio y el resto de paredes con un gris perla claro. El techo está cruzado de vigas de madera, así que he pintado de blanco los espacios entre las vigas, cumpliendo la simetría entre suelo y techo, con el aspecto señorial y elegante de las vigas, contrastando con los colores grises, para darle a la cama y demás objetos decorativos más protagonismo visual.
Te recomiendo que no satures la habitación de mobiliario y objetos. Las alfombras son ideales para este estilo, pues otorgan calidez al ambiente. Cama, dos mesillas de noche y uno o dos muebles cajoneros son imprescindibles. Luego depende del tamaño de la habitación, pero si es lo suficientemente grande, podemos colocar una mesa baja con uno o varios sillones sobre una alfombra. Un Jarrón de cerámica grande para alguna esquina, alguna pequeña estantería para colocar libros y adornos, y lámparas de pie para los rincones estratégicos. Para la iluminación general, existen muchos tipos de lámparas al estilo “rústico”, lámparas de araña antiguas reconvertidas, pero también modernas de LED que siguen el estilo Vintage.
En fin, luego queda elegir los objetos “retros” de tu gusto. Resulta muy atractivo mezclar épocas, pero también centrarte en una sola, por ejemplo de los años 70s, por sus motivos psicodélicos y atractiva cartelería. También puedes optar por lo rústico cien por cien, barnizando viejas cajas de madera, de esas típicas para frutas y verduras, transformar elementos de uso cotidiano de hace cien años en elementos decorativos: bacinillas, palanganas con soporte para el aseo matutino típicos de las épocas donde no existía el agua corriente, objetos antiguos de recuerdo sentimental, como la armónica, la vieja bicicleta del abuelo, baúles y maletas de la abuela como recibidores… Las posibilidades son infinitas.