Si hay una serie que esté llamado la atención es Stranger Things, emitida en Netflix lo que la convierte doblemente en novedosa. Consta de ocho capítulos, y el mejor elogio que se le ha rendido es decir de ella que de tan perfecta no merece ser estropeada con una segunda parte. La serie comienza con la desaparición de un niño en una situación extraña que adelanta ya el componente fantástico de la serie. A partir de ahí y por diferentes caminos asistimos a una serie de indagaciones paralelas que confluye al final revelando el misterio.
Es ante todo un guiño a los años ochenta que parecen haberse convertido en los «nuevos sesenta», como década depositaria de la nostalgia de una generación, aquella que fue a la EGB pero no sólo de esta. La serie está llena de referencias musicales y cinéfilas a la época. Cada uno puede localizar en ella las suyas propias. El ritmo es trepidante y los personajes son simpáticos incluso dentro de la tensión que se mantiene en los diferentes capítulos y que aboca a un final que no decepciona. Hasta el lenguaje de los diálogos, la fotografía y el ritmo nos recuerdan a los 80s, casi como si hubiese estado rodada entonces y se hubiese “descubierto” inédita ahora. Otra característica destacable es su banda sonora, muy interesante para los que nos gusta la música de los años 80s.
Hay sin embargo tres detalles, puramente anecdóticos quizá y que personalmente me han llamado la atención. Uno de los tres protagonistas infantiles al conocer a DOCE una niña dotada de peculiares poderes, intenta que otro niño la acepte comparándola con la “Patrulla X”, el nombre con que en España se conoció a los ahora renombrados como “X- Men”, creo que resulta un acierto del traductor. El segundo aspecto es el planteamiento que realiza la protagonista adolescente que para entender la situación recurre a la ciencia comparada, buscando similitudes entre el comportamiento del “monstruo” con el de los depredadores conocidos, un pequeño homenaje a la capacidad humana de raciocinio, y el tercer detalle es una frase magistral del capítulo 7 en que un secundario le dice a su esposa “debemos confiar en ellos, son del gobierno”, una afirmación hilarante dada la trama de la serie.
Los actores principales son Winona Ryder, David Harbour, Finn Wolfhard, Millie Boby Brown, Gaten Mattarazo, Caleb McLaughlin, Natalia Dyer, Charlie Heaton, Cara Buono, Matthew Bodine, Joe Keery, Rob Morgan y John Reynolds, con un Bodine algo “desconocido” pues su papel no tiene la “profundidad” que se espera en este actor de tanta categoría y experiencia, sorprendiendo un poco su poca participación (al menos en los primeros capítulos).
Joaquín Rodríguez.