En el mundo existen 194 países soberanos reconocidos. En todos ellos existen dos factores importantes como denominador común: el uso del dinero y de representantes del pueblo (políticos) que gobiernan y deciden sobre las cuestiones legales y sociales en general. No importa lo que opinen las personas que residan en estos países, pues son estos representantes los que deciden. En este 2017, en teoría, se usa el término Democracia para definir el sistema socio-político de la mayoría de estos países, pero en la práctica nada ha cambiado en los últimos veinte siglos, ya que siguen mandando unos pocos sobre la mayoría.
Para entender los cambios políticos que se han sucedido a lo largo de la Historia, en cualquier país del mundo, debemos mirar su Economía para que, con este simple dato, comprendamos la idiosincrasia de los “cambios aparentes” con respecto a su anterior etapa. Lo más curioso es que ninguno de estos cambios políticos ha sido lo suficientemente profundo como para cambiar nada de la Economía, a lo sumo, que las grandes fortunas cambien de mano. Ni siquiera la transformación que supuso la Revolución Industrial en los mercados y en la mano de obra ha cambiado nada, más que miles de libros filosóficos y socio-políticos pretendiendo analizar fenómenos que se explican en un par de frases. Lo paradójico es que nadie pronuncia esas frases en público porque enseguida protestan al cielo los oyentes: “blasfemia”.
Cualquiera con un mínimo de sentido común ve que lo que realmente vivimos es una utopía constante. No podemos complicarnos la vida más de lo que ahora lo hacemos. En vez de tomar el camino recto y más iluminado nos bifurcamos como estúpidos solamente porque queremos ser más que los demás. La Lista Forbes es el ejemplo patético que seguimos, una lista con más de un millón de suscriptores, Lista en la que no aparecen nunca ni los Rothchild, Rokefeller, Pujol, Maduro, etc. Una vez se incluyó a Fidel Castro y se indignaron todos. Unos por que consideraban ultrajante que un líder comunista amasara tamaña fortuna, y el resto se indignó porque consideraba que dicha fortuna no representaba ni la mitad de su verdadera fortuna.
Lo que falla es el Sistema Económico. Todo el mundo lo sabe pero nadie lo expone con una perspectiva adecuada. He leído y seguido vídeos donde se muestra algún análisis muy agudo, y nos miramos maravillados y decimos “es verdad”, pero todo queda ahí porque soluciones convincentes existen pocas y, sea la que fuere expuesta, se tacha inmediatamente por utópica. Me quedó muy marcada la expresión de condescendencia de Jordi Pujol cuando se presentó en el Congreso Catalán para rendir cuentas de sus acusaciones por la Fiscalía. No comprendía esa expresión, pero ahora ato cabos y me explico el porqué de sus palabras: “si caigo yo caeréis todos”. No comprendía la amenaza, su aire desafiante y orgulloso, pero ahora sé que se había convertido en el “enésimo mártir” de la causa independentista. Mártir vivo y multimillonario. No tengo pruebas, pero no me extrañaría nada que de su bolsillo se financie todo el “Procés del 1 O”, pues se calcula que sus “operaciones” rondan entre los 30 y 90.000 millones de euros, dinero que bien gestionado, te da para fundar un pequeño país del tamaño de Cataluña.
Las cosas claras, para no alargarme demasiado. Se dice que el Banco en activo más antiguo del mundo se encuentra en Italia. Se llama Banca Monte dei Paschi di Siena y fue rescatado el año pasado por el Gobierno Italiano para que no desapareciese. Se fundó en el año 1472, pero os aseguro que existen en activo bancos más antiguos y uno de ellos se llama Generalitat Catalana. Resulta tan evidente su uso que ni siquiera han cambiado su nombre original, cuando era un mercado primero de productos de consumo y luego de Bienes, quizás la primera Bolsa de Valores del mundo, a mediados del siglo XIV. El edificio actual data de 1410 en lo que entonces era el centro de Barcelona, construido sobre un solar y cimientos del “Edifici General” en plena judería. Allí se trataban todos los temas financieros, incluyendo depósitos, seguros y reaseguros, letras de cambio, pagarés, etc. Era el Foro de la Antigua Roma. Se apostaba y en el entorno podías comprar joyas, sedas, oro, etc. O vender bienes si tu día había sido desafortunado. Como pronto adquirió suma importancia por los poderosos mercaderes del Condado, Villafranca del Penedés y Cervera, ya en el anterior edificio compartía un espacio dirigido a la Política, donde se reunían los “grandes” a tomar. En 1359 (en el anterior edificio) se reunieron allí los primeros Consejeros, elegidos por los banqueros para representarlos en la Corte Aragonesa y para que diesen la cara ante el Pueblo. ¿Para qué mostrarse en público si se puede manejar el negocio desde la tranquilidad de tu palacio o mansión? Desde principios del siglo XV hasta bien entrado el siglo XVII (aspecto actual), el primitivo edificio se fue mejorando hasta que solamente albergase a políticos y, cosas de la Historia, son al fin los que dirigen pero guiados por los de las mansiones, y prácticamente ninguno, a pesar de sus fortunas, aparecen en la Lista Forbes.
Génova, Venecia, Frankfurt, París y otras ciudades francesas donde adoptaron el nombre “Generalité”, Londres y otras ciudades con importantes rutas comerciales de Europa, imitaron el ejemplo de Barcelona. El fenómeno de Medina del Campo, centro comercial de primer orden en su época, desmontado de la noche a la mañana (por traslado), es el ejemplo en el Interior de la Península. Lo que todos vemos como un centro político, en realidad siempre ha sido un “mercado”, cuando pensamos que los políticos debaten sobre problemas sociales, sobre leyes, en realidad están “jugando a la Bolsa” para unos personajes que manejan el dinero. Supongo que esta visión, extrapolable a cualquier ciudad del mundo, la vemos, pero somos incapaces de admitir que “cualquier sistema político probado y por probar, no cambiará este sistema económico en absoluto”, porque es el Sistema lo que falla y no las personas que simplemente luchamos por una “situación económica mejor”.
Seguimos un sistema económico idéntico al de la Edad Media, por mucho que economistas y demás “ismos” quieran desmentir. Lo de “oferta y demanda” es un cuento chino, pues los monopolios continúan, como hace mil años los feudos y latifundios. Todo gira en torno a la protección de esta minoría privilegiada y las pocas excepciones aparentes (Corea del Norte, Cuba, Venezuela, etc) suponen un periodo económico terrible para la población, ya que se salen del patrón a seguir: ingresos y gastos, donde el baremo de ingresos no se incrementa y el de gastos se dispara.
Desde el siglo XVIII los mercaderes de Barcelona (no Cataluña entera), aprovechan cada periodo de crisis para intentar ser los “dueños de la Generalitat”, sin pagar impuestos a otros Órganos superiores. En esa época se pasaron varias malas cosechas, guerras, epidemias de todo tipo, y los campesinos (pagesos) marchaban en protesta contra su Señor de turno. Los mercaderes mandaban a cuatro políticos para darle la vuelta al asunto y transformaron los problemas económicos en políticos. Así nació el fenómeno del Independentismo en Cataluña. Nunca antes de esa fecha se consideró un “problema”. Hoy en día se ha cambiado el “turno”, pues al confundirse mercader con político en la misma persona, se han visto obligados a provocar la actual situación, por eso no han podido contar con los tractores de los pageses hasta el día 29, dos días antes de la supuesta Consulta del 1 O. Además, en el siglo XVIII la mayoría trabajadora provenía del campo y hoy en día es muy reducida, por eso han necesitado de más de 30 años para “aleccionar” a las demás clases trabajadoras y a las generaciones más jóvenes.
Si decidiésemos partir de cero económicamente, quitarles a todos los seres humanos los bienes, pero no cambiamos nuestro actual Sistema, en poco tiempo volveríamos a estar gobernados por cuatro degenerados que utilizan a los demás para sus intereses personales. Debemos ser conscientes de que el Sistema debe ser mejorado y que lo conocido político (anarquía, comunismo, república, representación parlamentaria, etc), no funciona, porque ningún sistema político se ajusta al económico para que sea ecuánime para todos. Políticamente, lo correcto y demócrata hubiese tenido que ser votar para la Independencia de Escocia y para la posible de Cataluña por todo el Pueblo de Europa, ya que se trata de nuestro máximo Órgano Legislador y tanto Escocia como Cataluña se encuentran en la Unión Europea. Este mismo planteamiento se reconoce ahora en Escocia, donde solicitan una nueva Consulta para separarse del Reino Unido, por el Brexit, y regresar a la UE.
Existe gran confusión ideológica en todo el mundo “demócrata” porque los políticos han gestionado y siguen gestionando mal los fondos públicos. Están acostumbrados a manejar estos mercaderes a su antojo el PIB, a jugar al monopoly sin dar cuentas a nadie, pero les está saliendo mal la partida, ya que el capítulo de ingresos y gastos debe ser equilibrado a todos los niveles. No hay como una política de recortes para descubrir la verdadera cara de políticos y ciudadanía. Hablan muchos políticos de “transparencia”, pero al mismo tiempo pactan con el enemigo e incumplen por enésima vez el Programa que prometieron para conseguir los votos. Los Representantes no representan a nadie más que a si mismos, y la coalición independentista de Cataluña, Galicia o de cualquier colectivo, no representan a nadie por esta misma regla de tres. Con la formación de un Estado mayor, la Unión Europea, se debió restringir el número y poder de los políticos en España, pero paradójicamente, se ha incrementado, llegando casi al medio millón, pues se han sumado los mandados a Bruselas y Estrasburgo más las competencias en España de las oficinas europeas en cada campo. Se debió suprimir el Senado, las Cortes, las Diputaciones, las Comunidades Autónomas, etc, y pasar directamente a ser europeos, con una mínima representación electa en el Parlamento Europeo. Con alcaldes y diputados europeos nos sobra.
Pero estas elucubraciones no solucionan el verdadero problema: nuestro sistema económico. Si no revisamos y mejoramos dicho sistema, cualquier forma de gobierno seguirá siendo como hasta ahora y como fue hace 1000 años, cuando estábamos divididos en taifas. Eso se consigue suprimiendo los privilegios, a todos los niveles. Tan sólo intentándolo, nos daríamos cuenta de que se puede reducir el Código Civil, Penal, las Leyes en general, a una expresión digna y más asequible para todos. Si todas las empresas pagaran los mismos impuestos, si las contribuciones no supieran de excepciones y se redujeran miles de anexos en forma de BOE, ya se abriría un primer capítulo para la mejora de la economía en conjunto. Pero privar a los dirigentes del favoritismo no es tarea fácil y seguirá siendo un lastre ahora y mañana. Para conseguir una mejora del sistema económico y, de rebote, político, necesitamos de una revolución, un “partir de 0” con un sistema económico donde cada ser humano consiga prosperar por su trabajo, sin tener que ser coaccionado por una clase dirigente corrompida por un Sistema obsoleto. No hablo de cambiar la Constitución, ni de Comunismo, pues hablo de un cambio de base, mucho más radical que solucionar un problema local, y resulta imprescindible que todo el Planeta lo adoptara.
César Metonio.