Si en el campo científico nunca se puede dar por sentada ninguna teoría y las hipótesis se suceden año tras año cuestionando lo anterior, en el de la Historia y Prehistoria todavía queda más patente dicho principio. Teníamos un concepto equivocado de la especie de los homínidos Neandertales y en España se ha abierto una línea de investigación de gran envergadura para cuestionar lo que se cree en Europa y el resto del mundo a propósito de esta fascinante especie, tan parecidos a nosotros los homo sapiens. Aunque se puede también cuestionar, se piensa que nuestra especie no llega a la Península Ibérica antes de los 50.000 años de antigüedad. Entonces ¿Quienes pintaron las cavernas y abrigos datados en más de 65.000 años?
Hace unos años se descubrieron en diferentes yacimientos neandertales del sur de la Península, quizás los últimos sobrevivientes de la especie, que hace entre 20 y 30.000 años labraban y esculpían conchas marinas, huesos y minerales con alegorías simbólicas, algo que revolucionaba el modus operan dum de esta especie, pues aunque se habían encontrado restos de enterramientos, se tenía como cierto que los neandertales sólo fabricaban armas y útiles domésticos y que no habían desarrollado la capacidad para conceptos más complejos. Es decir, se cree (pues todavía se enseña así en los centros educativos) que su lenguaje era básico, arcaico y no habían desarrollado su “imaginación” para concebir conceptos abstractos ni artísticos en general.
La Península Ibérica es rica en restos neandertales. A los últimos yacimientos excavados en el País Vasco, Aragón y Cataluña y las cuevas famosas en la costa de Gibraltar (Devil´s Tower), debemos añadir los más profundamente estudiados en Málaga (Zafarraya, Cueva de la Araña, Sima de las Palomas de Teba), Granada (Cueva de Carihuela), en Alcoy (El Salt) y Xátiva (La Cova Negra), en Murcia (Sima de las Palomas), en Guadalajara (los Casares), en Burgos (Valdegoba y Atapuerca), y en Piloña, Asturias (Cueva de El Sidrón), amplios yacimientos con restos fosilizados neandertales en sus campamentos (provisionales o residencias permanentes), encontrando al menos en tres de las cuevas y a gran distancia de separación (Ardales, Maltravieso y La Pasiega), arte rupestre datado entre los 60 a 65.000 años de antigüedad, desatando una especie de fiebre por conseguir otras pruebas que demuestren el grado de desarrollo real al que esta especie había llegado.
Donde más pruebas científicas se han realizado para datar los dibujos hallados en las bóvedas de las cuevas, ha sido en Zafarraya, Los Casares y las tres próximas a la Cornisa Cantábrica de Burgos y Asturias. Que la datación en dichos lugares sea de más de 40.000 años y hasta 65.000 como en las anteriormente comentadas, abre a los expertos la posibilidad de que no sea un accidente esporádico y que la especie estaba mucho más desarrollada intelectualmente de lo que se creía, y hasta se plantea la posibilidad de que la simbología hallada en Andalucía pudiese ser incluso una forma de escritura o código entendible, no solamente para la representación religiosa, sino para la comunicación en general, algo totalmente descartado en todos los estudios llevados a cabo en el hemisferio Norte.
Debemos tener en cuenta de que los primeros estudios serios sobre las distintas especies de homínidos, para catalogar los numerosos fósiles de huesos y cráneos que iban apareciendo, sería a finales del siglo XIX, época de ensalzamiento y Romanticismo, donde siempre se situaba al Homo Sapiens como lo más, como la especie dominante del planeta en todos los sentidos, siendo el artístico el rasgo diferenciador sobre las demás. Ese principio básico ha “empequeñecido” las demás especies, acercándolas siempre más hacia el chimpancé que a nosotros. Pero en España no existe dicho conformismo y es aquí donde los científicos intentan “contar la verdad”, que quizás es más dura de lo que pensábamos. Quizás nosotros como especie eliminamos a los neandertales, por que somos la especie más destructora que ha habido jamás. Quizás ese mismo “carácter” violento nuestro nos ha hecho superiores, pero bien es cierto que podamos acabar como los neandertales y dentro de 200.000 años nos estudien como a una “especie menor”, eliminados por alguna “raza superior” que ha cumplido la misiva de “quien a hierro mata a hierro termina”.