Ángela Ocaña pinta sus cuadros en su estudio de A Coruña desde que se instaló en esta capital gallega en los años 50s del siglo pasado. Recorrer las obras de esta gran artista gallega es todo un ejercicio intelectual, pues transmite sus sentimientos usando distintos estilos y técnicas. Cuando estuve en su casa hace unos años pude ver algunas obras de una plasticidad conmovedora, obras relativas a la música, con instrumentos que sonaban solos en la imaginación, pues parece que tienen vida propia. Su hija Marga me explicaba en qué época más o menos realizó cada trabajo, porque Ángela tiene ahora 83 años de edad, aunque nadie lo diría por su espíritu joven, vitalidad y destreza en todo lo que hace.
Pero Ángela Ocaña guardaba un secreto de madre estos últimos años: convertía en imágenes los poemas que su hijo Jaime le ha ido mandando desde Nueva York, lugar donde trabaja desde el año 2003 como Profesor de Clásicas. La colección resulta tan sublime que ahora se expone en la Galería Xerión de A Coruña. La calidad de los poemas y de las pinturas bien merecen una visita y, a poder ser, una atención extra, porque se trata de la combinación artística e intelectual de dos mentes en campos completamente distintos, unidos por el lazo afectivo más poderoso de la naturaleza, como es el lazo madre-hijo, dando un resultado de lo más genuino que se puede contemplar en el amplio espectro del Arte.
La Galería Xerión se encuentra en la Rúa Modesta Goicouría, en pleno centro de la ciudad. La exposición se inauguró el pasado 6 de abril y se podrá visitar hasta el 30 de abril del presente 2017. La entrada es gratuita y su horario es de lunes a sábado de 11:30 a 14:00 y de 18:30 a 21:30 excepto el sábado por la tarde que está cerrado. Se puede conseguir un libro ilustrado titulado: “Traslaciones Poesía e Imagen”, aunque ignoro la cantidad de ejemplares que se han editado ni si se ha puesto a la venta fuera de la exposición.
En referencia a Jaime González Ocaña, os puedo facilitar algo mejor que una breve síntesis que yo os pueda contar, sujeta a la ignorancia, pues no he leído los poemas, pero Jaime escribe un magnífico blog donde podéis leer de primera mano sus impresiones sobre esta “comunión” entre madre e hijo, comunión más que interesante y muy poco frecuente entre dos artistas.
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