El equipo de www.qvo.es ofrece su más sentido pésame por las víctimas del COVID-19 a las familias, por eso muestra desde el inicio de esta terrible Pandemia un lazo negro en todos sus post.
La Amnesia Disociativa es un trastorno de la memoria que suele ser motivado por un trauma personal o episodio colectivo traumático y que nos produce estrés y/o ansiedad ante una situación límite. Miles de españoles, y también el resto del mundo, estamos sufriendo un episodio terrible, insólito para las generaciones que no han experimentado una guerra o una catástrofe de grandes dimensiones, episodios que una vez transcurridos incita a la reconstrucción en silencio y al planteamiento de nuevas ordenaciones sociales. Este episodio provocado por la epidemia del COVID-19 probará si los seres humanos tenemos la capacidad de replantearnos nuestra existencia o si, a conveniencia, usaremos de este mecanismo de amnesia disociativa para seguir siendo el desastre de especie que hemos sido hasta ahora.
Los más optimistas pensábamos que la Pandemia que sufrimos relegaría las diferencias políticas al olvido. No es para menos, pues centenares de miles de personas afectadas por una terrible enfermedad y alrededor de treinta mil fallecidos (casi 325.000 en todo el mundo), unos tres meses de aislamiento y la necesidad de distanciarnos por temor al contagio, son motivos suficientes para reflexionar, para plantearnos por fin si merece la pena continuar con este sistema depredador que seguimos los seres humanos. Pero parece que no interesa aparcar diferencias y los políticos se siguen retando como púgiles antes de los combates.
Pero son los dirigentes los que debían mostrar los primeros síntomas de amnesia disociativa. En lo que a España se refiere, parecían éstos volcados a la atención de las personas, con comparecencias diarias, seguimiento de la enfermedad, apoyo incondicional al servicio sanitario, aparcando cualquier tema político para cuando pase el peligro. Pero estamos comprobando desde el principio que el BOE continúa bombardeando a la Ciudadanía con temas ajenos a nuestro mayor problema presente, que es la Pandemia, continuando su agenda, su “plan trazado” desde su reciente Investidura. En el último discurso a la nación que le escuché a Pedro Sánchez, conté más de 16 veces la coletilla “en consecuencia”, síntoma claro de un discurso totalmente ajeno, preparatorio para una vuelta a la normalidad que nos prepare para la Amnesia Disociativa Colectiva que nos haga olvidar a corto plazo lo que estamos pasando ahora.
Ante el panorama económico que se avecina, las fuerzas políticas contrarias pusieron en funcionamiento sus recursos para minar a los actuales dirigentes. Segundo error que evita de nuevo olvidar las diferencias. La lucha política seguirá como si nada y ni siquiera la lección que nos está brindando el COVID-19 resta odio a las ya cansinas consignas de ambos bandos. Todos siguen diciendo que luchan por un futuro mejor, todos aseguran seguir los principios democráticos, y todos lo que realmente pretenden es “vivir de lo público”, vivir del cuento, mientras los que queremos vivir tranquilos y ajenos a toda esta movida, somos y seremos al final los que pagaremos las facturas.
En cuanto a la Política se refiere, la Amnesia será de unos meses para volver a lo de siempre a mediados del verano. La tensión irá en aumento si los intereses se han dañado mucho con el parón del Consumo. ¿Y con la Tecnología? Con ésta también la Amnesia funciona sin un sentido ordenado. La filosofía tecnológica que se inició con Internet, una filosofía que frenó de alguna manera a numerosos monopolios, que hizo asequibles productos que solamente estaban al alcance de la clase adinerada, revolucionó las comunicaciones, también poco a poco se ha convertido en un arma en poder de la clase dirigente. Internet no solamente es en España un negocio lucrativo, sino que resulta una herramienta tecnológica de control a todos los niveles.
Lo mismo que ocurrió con Tesla y su frustrada electricidad gratuita para todos, ha ocurrido con Internet, pues debía ser gratuito “por Ley” y se debió revisar la normativa vigente sobre el Copy Right, medidas que hubiesen supuesto un mundo mucho más libre que el que vivimos. Existen figuras tan influyentes para todos los seres humanos porque nuestras leyes los protegen. Debería ganar más dinero quién más trabaje y no mantener a quien viva del cuento. Pero eso no tiene que ver con Comunismo ni con Capitalismo, porque si la Renta Básica parece comunista y que alimenta a vagos, lo mismo se puede decir del Copy Right capitalista y que enriquece también a vagos, aunque en menor cantidad. Ni la Renta Básica es comunista ni el Copy Right capitalista, es una cuestión de mentalidad, una cuestión de «despolitizarnos» de una vez por todas y no seguir como borregos las directrices de estos charlatanes.
No es una cuestión política en el sentido de abrazar Capitalismo o Comunismo, es una cuestión de sentido común si lo que pretendemos es seguir los deseos de la “Mayoría”. No es posible que un dirigente logre su Cargo Público por conseguir la Mayoría de votos, y que luego aplique lo contrario que opina dicha Mayoría. Debemos exigir una garantía de que se van a poner en práctica los programas electorales. Es algo que vemos desde 1978 y que se repite a cada legislatura. Los españoles sufrimos de Amnesia Disociativa Colectiva, olvidamos lo que opinamos ayer y mañana votaremos al mismo, de modo que siempre existirán dos bandos enfrentados al 50 %, aunque a cada legislatura los votantes opinen distinto.
César Metonio.