Hace unos días anunciaban en TVE que Alemania busca un millón de trabajadores, unos días antes de que franceses, italianos y alemanes se reunieran para decidir sobre el difícil problema de la inmigración en masa que sufre Europa Occidental. Bueno, puede parecer una paradoja de fácil significado para todo el mundo, pero a mi no me parece una cuestión tan clara. Lo primero que se me ocurre es: si se necesita un millón de trabajadores ¿Por qué no emplean a todos esos desgraciados que viven en el umbral de la muerte, jugándose la vida en travesías inciertas y que sucumben a manos de las mafias?
En cambio para los de Televisión Española, nuestro ente público, el que en España no se pueda generar empleo y que empresas dedicadas al empleo temporal (entrevistaron a dos de Alicante), se dediquen a contratar mano de obra para los alemanes, es un motivo de inmensa alegría. No resistí ni 5 minutos en ese canal pues me dio una gran vergüenza pertenecer a un país que lleva ya casi un año sin Gobierno y que encima anima a los ciudadanos a abandonar el territorio nacional. Para más INRI, pertenezco a una nación que sufre el problema de la inmigración quizá más grave de todos, porque es el lugar obligado de paso para todas esas personas del continente africano que buscan una vida mejor en el Viejo Continente. ¿Por qué no ha sido Rajoy invitado a la Cumbre para solucionar el problema de la inmigración? ¿Quizás nos consideran parte del problema, hemos llegado al punto de compararnos con esos senegaleses que venden DVDs ilegales por las zonas turísticas? Creo tristemente que sí. Eso de que “somos europeos” es un cuento chino que nos han querido vender a 100 pesetas y se han llevado 1 euro.
En el año 2005 éramos la séptima potencia económica mundial y nuestro PIB era abundante y solvente. Claro, todo a costa de mal vender toda la Industria Pesada, la Pesca, el Campo, los Lácteos, las Energéticas y hasta 120 empresas nacionales que nuestros abuelos habían contribuido (con sus impuestos) a crear y elevarlas a empresas punteras en el mundo. Por eso el Estado Español no puede generar empleo, más que funcionarios ociosos (más de 4.7 millones). Nuestros políticos han conseguido en tan sólo 8 años convertirnos en la 12ª y endeudada potencia económica mundial, pero no hemos caído más bajo todavía gracias a las ayudas del Gobierno, sino al esfuerzo por exportar (por seguir mal vendiendo) nuestros productos de calidad a mitad de precio y tolerar importaciones de bajísima calidad para comprarlas en las tiendas a un precio “irreal”. Si por los políticos fuera, ahora mismo no estaríamos ni entre las 25 primeras naciones desarrolladas.
Lo más curioso de las contrataciones es que gran parte de los trabajadores viajan para empaquetar productos españoles de gran calidad (adquiridos a bajo precio) para exportarlos a su vez a otros lugares del mundo. Ya lo hace Holanda desde hace muchos años y se puede ver que incluso algunos de ellos, las naranjas por ejemplo, viajan a Alemania, se empaquetan y regresan para venderse en los establecimientos de calidad en superficies con “clase”. Una verdadera estupidez pero que ocurre. En los mercados nuestros, en cambio, se venden naranjas marroquíes, de modo que el país con las mejores naranjas del mundo se ha convertido en un estercolero de frutas a punto de la putrefacción, teniendo unas huertas excelentes a la vuelta de la esquina que buscan alternativas para sobrevivir. En un país donde ni los políticos tienen empleo, se busca mano de obra barata, lo más lógico del mundo. Quizás se animen éstos (los políticos españoles) y busquen algún puesto de Concejal vacante en Munich, no estaría nada mal.
César Metonio
