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Pocos equipos de Fútbol han escrito un anecdotario tan vasto como el Club Deportivo Alcoyano. En el año 1992 se publicó en 5 tomos una exhaustiva Historia del Alcoyano, pero desde entonces, se podría aumentar al menos con otro volumen. Solamente en 2021, en el mes de enero, eliminó en Copa del Rey, en su estadio de El Collao, al entonces Campeón de Liga, el Real Madrid, en la prórroga y con un jugador de menos en el campo, en un partido televisado en abierto y que fue seguido por más de 4 millones de espectadores solamente en España. Casualmente, aquel estadio de la gesta, El Collao, cumplía ese mismo año los 100 años de antigüedad.
En Agosto de 1921 se inauguró el Estadio El Collao, y el equipo anfitrión, el Real Alcodiam, se enfrentó en un amistoso contra una selección de jugadores del regimiento Vizcaya 51 (luego se llamaría Nº 12 y por fin Nº 21) instalado en el Cuartel Alzamora de la Ciudad de Alcoy, y que estaría muy vinculado al club durante su primera etapa, tanto, que hasta el coronel fue presidente durante unos años. El diseño del campo copiaba el estilo inglés: con tribuna cubierta y gradas muy cerca de la cancha de juego, diseño que sigue visible actualmente.
Estimándose “obsoleto” en los años 90s, el Ayuntamiento intervino en 1996 para municipalizarlo, evitando así su abandono o derribo por uno nuevo. Se optó por acondicionarlo, aunque eso conllevase una reducción considerable de su capacidad a 5.000 espectadores, al instalarse asientos, en un estadio tradicionalmente “de pie” en sus tres cuartas partes. En las últimas tres décadas se han instalado gradas suplementarias cada vez que algún equipo grande visitaba el estadio, principalmente para la Copa del Rey, competición muy seguida en la ciudad y en la que sus 12.500 entradas siempre se han quedado cortas.
En 1921 un industrial papelero muy amante del deporte, Francisco Laporta Boronat, donó unos terrenos a las afueras del casco urbano para habilitar un campo de juego para el entonces equipo Real Alcodiam Deportivo (título otorgado por Alfonso XIII, solicitado precisamente por este industrial). El coronel del cuartel, Ramón García-Reguera (también fue presidente, como he comentado antes), mandó a su regimiento una orden para que se nivelara el siempre abrupto terreno alcoyano y, así, a mano de picos y palas, dos centenares de soldados allanaron el campo para la construcción del estadio.
La necesidad de inscribir un equipo competitivo para la nueva liga nacional en ciernes, animó a la fusión de los equipos locales más importantes. El mismo año de la constitución de la Liga de Fútbol Española, en 1928, se fundó el Club Deportivo Alcoyano, cuya sede principal era una Sociedad de Boxeo (Boxing Club Alcoy), con una sección de Fútbol que consiguió perfilar un buen equipo el año anterior, reuniendo jugadores de equipos desaparecidos: del propio Alcodiam, desaparecido en 1925, donde jugaban ya casi todos los mejores futbolistas locales y que pasaron a filas del Racing Club, el Levante F. C. (equipación blanquiazul) y Unión Sporting Club. Se tomaron referencias a la simbología y colores de los primeros equipos que surgieron en Alcoy, como el Serpis, El Club Pardalot (fundado en 1911 y sinónimo de lo rat penat, que aportó al nuevo escudo su murciélago), se establecieron los colores y escudo de la equipación actual blanquiazul. Con esta fórmula de “reunir a los mejores”, se quiso contrarrestar la llegada del Fútbol Profesional y que obligó a la desaparición de numerosos proyectos amateurs. Con los equipos locales más modestos se pactó algo sinónimo a la llamada “cantera” para los grandes equipos, de modo que se creó como una “selección alcoyana de Fútbol”. Con equipo nuevo y estadio flamante, comenzó en dicho año la andadura de un equipo modesto de provincias que daría que hablar a lo largo de su Historia.
La Ciudad de Alcoy era en aquel tiempo un centro industrial de primer orden. Rondaba las 1000 fábricas, la mayoría dedicadas al Textil y al Papel, pero en esta ciudad se fabricaba “todo lo que se podía vender”, así también se dedicaban al Metal, Alimentación (conservas y dulces), Juguete, etc. En 1935 se llegó a las 1200 fábricas, ubicadas la mayoría en el cauce del río Alcoy, cantidad que la Guerra Civil redujo a la nada y que nunca se recuperaron, siendo más de 700 destruidas por los bombardeos o por activistas anarco-sindicalistas, y el resto muy deterioradas o abandonadas por falta de sus dueños. Algunas las mantuvieron trabajadores en forma de cooperativas. Hubo intentos seguidos por volver a aquel auge económico y dinamismo industrial, pero el daño de aquella guerra fue irreparable.
La Guerra Civil cortó también de cuajo las actividades deportivas. El Levante valenciano, por ejemplo, ganó una Liga en zona republicana que nunca se le ha otorgado, a pesar de jugar los mejores equipos de la época. Pero la mayoría de equipos se vieron afectados y nunca sabremos qué habría pasado con el Alcoyano, cuya inversión y progresión deportiva apuntaba ya para un gran equipo de la Segunda o incluso Primera División. El primer título lo consiguió el Alcoyano en 1931 cuando quedó Campéon del Grupo III de la Segunda Categoría Murciana, categoría donde militaban equipos de todo el Levante Sur Español. Pero era un equipo amateur y no un equipo de “talonario”. Siendo campeón no pudo ascender de categoría. El Alicante C. F. le paró los pies tras un contundente 20-0. Era un Fútbol distinto al actual, donde un “mal día” te costaba marcadores así de abultados. Al año siguiente decide inscribirse en la Federación Valenciana, donde quedó entre los tres primeros de su categoría (Sur) hasta la llegada de la Guerra Civil.
En la temporada 1941/42 el Alcoyano asciende a la Segunda División Nacional. Un año antes se proclamó Subcampeón de España Amateur tras perder la Final contra el Zaragoza. En la 43/44 jugó por primera vez una liguilla de Ascenso a la Primera División. Al año siguiente subiría de forma directa al quedar Campeón de la Segunda División. En la década de los 40s comenzó la leyenda de este variopinto equipo y de una afición exaltada que hizo de El Collao un bastión temido por todos los equipos. El gran Helenio Herrera, entrenando al Atlético “de seda” (1949-53), en partido de Liga, se plantó en el centro del campo desafiando al público, con los brazos en jarra. Durante diez largos minutos soportó los insultos y provocaciones de un público enloquecido. Se retiró a los vestuarios y les dijo a sus jugadores: “ya los he puesto en su lugar y bien tranquilos, ya podéis salir muchachos”.
En 1947 el Club adquirió un autobús para los desplazamientos, siendo uno de los primeros “autobús de equipo” de España. La temporada 1950/51 sería la última en Primera y daría fin a la “época dorada”, aunque nunca decayó la afición ni las emociones en su estadio.
Títulos
De 1929-30 a 2020-21
Categoría | Cant | Temporadas |
Segunda División A | 3 | 1944-45 | 1946-47 | 1949-50 |
Segunda División B | 1 | 2008-2009 |
Tercera División | 6 | 1956-57 | 1966-67 | 1981-82 | 1996-97 | 2019-20 |
Categorías Regionales | 3 | 1939-40 | 1941-42 |
Pero si hubo una competición que arrastraba masas en la ciudad, esa ha sido la Copa del Rey. Sin haber conseguido ningún título, el bagaje en El Collao es espectacular: de 76 partidos disputados en Alcoy se ganaron 45, con 16 empates y solamente 15 derrotas desde su participación. Se ha llegado a Cuartos de Final y, aunque esté mal decirlo y no me arrepiento, también es cierto que le robaron muchos partidos de vuelta contra los grandes, para impedir que un modesto llegase más lejos. Por fortuna, eso fue cambiando en las últimas décadas, aunque todavía se contemplan de vez en cuando «ayuditas» puntuales de los árbitros para los grandes. Se han ganado eliminatorias contra Athletic de Bilbao, al «Superdepor» de La Coruña, Hércules, Real Madrid, Levante, Rayo Vallecano, Tenerife y Huesca cuando militaban en Primera División, con un Collao repleto y eufórico.
Del largo anecdotario en El Collao y de su Alcoyano, se pueden destacar cuatro o cinco que trascendieron más allá de su ámbito local. Por supuesto se debe hacer referencia al dicho célebre “más moral que el Alcoyano”, que se suele dedicar a los equipos que no tiran la toalla y luchan hasta el final aun perdiendo en el marcador. Desde hace décadas existe incluso un premio a nivel nacional para esos equipos que han mostrado más “pundonor” o moral. El dicho seguramente surgió en plena época dorada de los años 40s, aunque no se puede dar una fecha concreta. Mi padre me contó que, perdiendo un partido por un claro 1-3, el árbitro señaló antes de tiempo el final del partido. El público y jugadores se enfadaron tan airadamente que, marchado el árbitro del terreno, los jugadores de ambos bandos concertaron la continuación del partido fuera de acta durante diez minutos. El Alcoyano empató a 3, creo recordar que me dijo mi padre contra el Sabadell o el Español de Barcelona. Esta es la versión que más me convence, pues mi padre vivió esa época y fue gran futbolista por los años 47 al 51 (Socio Nº 6 del Alcoyano, además de Vocal de la Federación Valenciana de Fútbol). No hace falta decir que el público salió del estadio más que satisfecho con su equipo, y da también a entender que eran otros tiempos. La Radio de la época difundió el acto de moral a los cuatro vientos. Otras versiones remontan el dicho sobre su moral a los años 30s, a antes de la guerra.
La otra anécdota que trascendió se convirtió en un grito de protesta cuando un árbitro la arma en un estadio por sus malas decisiones. Ocurrió terminando la última fase de la época dorada, el 3 de Marzo de 1946. Se jugaba el Alcoyano la permanencia en la Primera División, y una victoria contra el Español de Barcelona la aseguraba. Además, otros dos equipos involucrados, si empataban entre ellos y el Alcoyano perdía, se salvaban ambos, pero si perdía uno de ellos se salvaban el Alcoyano y el ganador. Por supuesto empataron a 0 los dos equipos, dejando en El Collao toda la emoción por la salvación.
Un señor de Madrid que se llamaba Pedro Escartín, a poco de retirarse del arbitraje (que sería dos años después), anuló dos goles legales al Alcoyano y masacró a los locales por sus malas decisiones. El Alcoyano perdió y sus aficionados enloquecidos la armaron. Hasta un seguidor se hizo pasar por taxista para abandonar al árbitro a varios kms de Alcoy. Claro, viendo el árbitro que los enfurecidos destrozaban los aledaños del campo: vehículos y mobiliario urbano, lo único que quería era salir de allí, y lo consiguió, pero abandonado al borde de un barranco. Su apellido todavía hoy en día se grita como insulto cuando un árbitro comete errores clamorosos. Pedro Escartín sería luego Presidente del Colegio Nacional de Árbitros hasta 1961. También sería Seleccionador Nacional hasta dicha fecha. En 1967 se le concedió la Orden de Oro de la FIFA por sus 27 años como miembro del Comité Disciplinario. Fue también el primer árbitro español en participar en una Copa del Mundo, y se le consideró como uno de los más prestigiosos árbitros del mundo en las décadas 30s y 40s. Curioso que en los campos españoles se les diga “escartín” a los que arbitran mal. El Club y el árbitro se reconciliaron pronto, pero el aficionado nunca olvidará. Saquen conclusiones.
En tiempos más recientes, con las restricciones sabidas sobre el consumo de alcohol, fumar en lugares públicos, etc., las aficiones ya no dan tanto “miedo” a los equipos visitantes. Probablemente “la olla del Collao”, tan temible hace décadas, ya no lo es tanto, cuando se recibía a arcabuzazos (literalmente) a las aficiones de los rivales. También terminó la tradición del “Fútbol los domingos a las cinco” cada quince días, que varió en los 90s por culpa de las televisiones. Queda quizás la tradición de tomar menta con o sin gaseosa, pero sin alcohol, y fumarse un puro en lo más alto de la grada, donde no te descubran. Por eso, cuando le preguntaron a Javier Clemente por esa temida afición, señaló sorprendido: “¿la afición? A mí lo que me preocupa es la iluminación, que me han dicho que es insuficiente”. Eso fue en un partido de Copa contra el Athletic de Bilbao, cuando ganaron por 0-1 en 1990.
Esos días de jolgorio, sonando “Paquito el Chocolatero” por la banda Primitiva, amontonados todos de pie cantando “Deportivo” con las banderas ondeando, ese olor particular a césped, humo de puros, orines cerveceros y alcohol, con o sin café, las almohadillas para sentarse sobre el duro cemento, que terminaban siempre en el campo, los gritos continuados contra cualquiera que no vistiese de blanquiazul, esos días pasarán a la memoria colectiva de los que lo vivimos, porque el Fútbol ya no es lo que era. Para colmo, una gesta como fue ganar al “mejor equipo del mundo”, trece veces Campeón de Europa, no se pudo disfrutar en directo por culpa del COVID-19. En fin, hay que ser optimistas, pues seguro que en este modesto campo centenario, de los pocos que quedan al estilo inglés, se volverán a vivir grandes momentos de Fútbol, como cuando jugó la Selección Española Sub-21 y reconocieron “vivir una afición emocionante como pocas”, según algunos jugadores de La Roja confesaron. Y es que la cercanía a las gradas casi produce una simbiosis jugador-afición.