La hamburguesa es, sin duda, el símbolo por excelencia de la comida rápida. Se trata de un bocadillo compuesto por una o más piezas de carne picada, generalmente de vacuno, que se cocinan a la plancha o a la parrilla y se sirven entre dos rebanadas de pan, a menudo acompañadas de queso, lechuga, tomate, cebolla, pepinillos y diversas salsas. La hamburguesa es un plato sencillo, económico y sabroso, que se ha extendido por todo el mundo y ha generado una gran variedad de versiones y adaptaciones.
Pero la hamburguesa no es el único producto estrella de la comida rápida. Otros bocadillos como el perrito caliente y la pizza también gozan de una enorme popularidad y demanda en el mercado global. El perrito caliente consiste en una salchicha, normalmente de cerdo o ternera, que se introduce en un pan alargado y se adereza con mostaza, ketchup, mayonesa y otros ingredientes.
La pizza es un plato originario de Italia (su nombre) que consiste en una masa circular de harina cubierta con salsa de tomate, queso y otros ingredientes al gusto, que se cocina en un horno de leña o eléctrico. (No hay que olvidar que el Reino de Nápoles perteneció a la Corona española o familiares de estos desde el siglo XV hasta el XIX, y que las recetas como la “coca en tomaca” fueron introducidas por los valencianos principalmente cuando se aplicó como ingrediente el tomate importado de América. Lo digo porque si se considera la hamburguesa como del siglo XV y originaria de Alemania, como también los hot dogs (de Frankfurt), también hay que considerar a la pizza como española, renombrada en Italia). Pero tengan el origen que tengan, las tres comidas rápidas se popularizaron masivamente en los Estados Unidos, reinventándolas y exportándolas al resto del mundo formando parte de la propia cultura americana.
Estos tres platos comparten algunas características que explican su éxito: son fáciles de preparar y consumir, tienen un precio asequible, ofrecen una gran variedad de opciones y sabores, y satisfacen el apetito y el paladar de millones de personas. Además, se han beneficiado del desarrollo de la industria alimentaria, que ha facilitado su producción, distribución y conservación, así como del auge de las cadenas de restaurantes especializados en comida rápida, que han creado una imagen de marca reconocible y atractiva para los consumidores.
Pero ¿cuánto se consume realmente de estos productos en el mundo?
Según los datos disponibles, se estima que cada año se consumen alrededor de 50.000 millones de hamburguesas, 20.000 millones de perritos calientes y 5.000 millones de pizzas en todo el planeta. Estas cifras suponen un consumo medio anual por persona de 6 hamburguesas, 2 perritos calientes y 0.6 pizzas. Sin embargo, estas medias ocultan grandes diferencias entre países y regiones.
Por ejemplo, Estados Unidos es el país que más hamburguesas consume, con un promedio de 14 por persona al año. Le siguen países como Brasil, Canadá, Reino Unido y Australia. En cuanto a los perritos calientes, Estados Unidos también lidera el ranking mundial, con un consumo medio de 70 por persona al año. Le siguen países como Alemania, Francia, España y México. Respecto a la pizza, Italia es el país que más la consume, con un promedio de 7.6 por persona al año. Le siguen países como Noruega, Estados Unidos, Canadá y Australia.
Estos datos muestran que la cultura de la hamburguesa es un fenómeno global que abarca diferentes tipos de comida rápida y que tiene una gran influencia en los hábitos alimenticios y las preferencias gastronómicas de las personas. Sin embargo, también plantea algunos retos y riesgos para la salud, el medio ambiente y la diversidad culinaria. Por ello, es importante consumir estos productos con moderación y equilibrio, sin renunciar al placer de disfrutarlos ocasionalmente.
Pero hasta llegar una gastronomía a la cultura global del planeta necesita algo más que su popularidad. Resulta que es una moda más que centenaria. Para la inmensa mayoría de los mortales, Mc Donald´s y Burger King simbolizan un tipo de comida y un estilo de expender la comida rápida. Pero éstos no fueron los inventores. Para un estadounidense son “dos restaurantes más”. Para encontrar a los verdaderos introductores de este estilo debemos remontarnos al año 1921, a una cadena que posee más de 400 restaurantes en Norteamérica, concentrada principalmente en el Medio Oeste de Estados Unidos y el área metropolitana de Nueva York. Según su sitio web oficial, White Castle es la primera cadena de restaurantes de comida rápida en Estados Unidos, fundada en Wichita, Kansas. Su producto más famoso son las hamburguesas pequeñas, llamadas sliders, que se venden a un precio muy económico y se pueden comprar por docenas. White Castle también ofrece otros productos como perritos calientes, aros de cebolla, gofres y batidos. En tiempos recientes abrieron franquicias en Europa. Por ejemplo en España podemos probarlas en Barcelona.
White Castle ha sido reconocida por su influencia en la cultura popular estadounidense, especialmente por la película Harold & Kumar Go to White Castle (2004), que narra las aventuras de dos amigos que intentan llegar a un restaurante White Castle para satisfacer su antojo. Además, White Castle ha recibido varios premios y reconocimientos por su calidad, innovación y responsabilidad social. Poner orden cronológico y dar merecimientos es una labor del historiador competente. Desde luego, varias generaciones nacieron ya inmersas en esta cultura gastronómica, quizás la más importante de la Historia. Entre las décadas de 1950 a 1970 arraigó esta costumbre que modeló la cultura estadounidense, para luego dispersarse mediante franquicias que iniciaron el fenómeno de la Globalización, por su significado cultural al menos, hace ya más de medio siglo. Arte pictórico, Diseño y Moda, Cine, Música y Danza, nuevo lenguaje, todo un mundo alrededor de estos restaurantes que han marcado y marcan la vida de todos los jóvenes del Planeta.
Para finalizar, debo significar el auge de la “comida a domicilio” en España, donde era impensable «quedarse en casa y no disfrutar de la calle». El cambio lo protagonizaría una empresa de pizzas en España: Telepizza. Creada en 1987 en Madrid, contribuyó a la entonces difusión de la comida rápida de este plato y también a domicilio, hasta entonces sin éxito en España, siendo pronto la mayor cadena de restaurantes-pizzerías fuera de los Estados Unidos. Actualmente tiene más de 700 restaurantes, con 26.000 empleados y cotiza en Bolsa.